domingo, 27 de junio de 2021


William Butler Yeats

 

Le da a su amada algunas rimas

 


 

 

Le da a su amada algunas rimas

 

Prende en tu pelo esa horquilla dorada,

Recoge cada trenza vagabunda;

Pedí a mi corazón que te labrara

Estas humildes rimas:

En ellas trabajó de noche y día,

Edificando una triste hermosura

Con ruinas de batallas muy antiguas.

 

Sólo con levantar la perla pálida

De tu mano, con sólo entrelazar

Tu larga cabellera y suspirar,

Tiemblan los corazones de los hombres;

Y la espuma que brilla sobre la arena opaca,

Y los astros que ascienden por el rocío en la noche,

Existen sólo para iluminar tu leve pie que pasa.

 

William Butler Yeats

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 27-VI-21]

 

*

 

He gives his Beloved certain Rhymes

 

Fasten your hair with a golden pin,         

And bind up every wandering tress;

I bade my heart build these poor rhymes:    

It worked at them, day out, day in,  

Building a sorrowful loveliness                 

Out of the battles of old times.        

 

You need but lift a pearl-pale hand, 

And bind up your long hair and sigh;          

And all men’s hearts must burn and beat;    

And candle-like foam on the dim sand,         

And stars climbing the dew-dropping sky,  

Live but to light your passing feet.

 

William Butler Yeats   


viernes, 25 de junio de 2021

 

William Butler Yeats

 

Pide a su bienamada que esté en paz

 


 

 

Pide a su bienamada que esté en paz

 

Escucho los Caballos de la Sombra, sus largas crines borrascosas,

El tumulto pesado de sus cascos, la blancura brillante de sus ojos;

El Norte desenrolla sobre ellos la noche pegajosa y sigilosa,

El Este entrega su secreto gozo antes que quiebre el alba,

El Oeste su pálido rocío y sus suspiros moribundo llora,

El Sur derrama rosas encendidas de fuego y escarlata:

Oh vanidad de Sueño, de Esperanza, de infinito Deseo,

Ya los Caballos de Desgracia se hunden en los pantanos:

Amada mía, deja tus ojos entornados, deja latir tu corazón

Sobre mi corazón, tu cabellera suelta sobre mi pecho,

Que la hora solitaria del amor se anegue en un profundo 

                                                                     [ crepúsculo sereno,

Y oculte aquellas crines encrespadas, el estrépito sordo de los 

                                                                                       [ cascos.

 

William Butler Yeats

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 25-VI-21]

 

*

 

He Bids His Beloved Be At Peace

 

I hear the Shadowy Horses, their long manes a-shake,

Their hoofs heavy with tumult, their eyes glimmering white;

The North unfolds above them clinging, creeping night,

The East her hidden joy before the morning break,

The West weeps in pale dew and sighs passing away,

The South is pouring down roses of crimson fire:

O vanity of Sleep, Hope, Dream, endless Desire,

The Horses of Disaster plunge in the heavy clay:

Beloved, let your eyes half close, and your heart beat

Over my heart, and your hair fall over my breast,

Drowning love's lonely hour in deep twilight of rest,

And hiding their tossing manes and their tumultuous feet.

 

William Butler Yeats


sábado, 12 de junio de 2021

 

William Butler Yeats

 

A una niña bailando en el viento

 


 

 

A una niña bailando en el viento

 

Baila sobre la playa:

¿Por qué te importaría

El rugido del agua,

El aullido del viento?

Y despeina tu pelo

Empapado de gotas

Saladas en el aire;

Siendo joven, ignoras

El triunfo del idiota,

Joven aún, no sabes

Del amor que se pierde

Apenas se lo tiene,

Ni del trabajador

Muerto, y era el mejor,

Que dejó las gavillas

Deshechas, sin atar.

¿Por qué le temerías

A ese largo clamor,

Al monstruoso sonido

Del terrible rugido,

Del solitario aullido

En el viento y el mar?

 

William Butler Yeats

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 12-VI-21]

 

*

 

To A Child Dancing In The Wind

 

Dance there upon the shore;

What need have you to care

For wind or water's roar?

And tumble out your hair

That the salt drops have wet;

Being young you have not known

The fool's triumph, nor yet

Love lost as soon as won,

Nor the best labourer dead

And all the sheaves to bind.

What need have you to dread

The monstrous crying of wind!

 

William Butler Yeats


jueves, 10 de junio de 2021

 

William Butler Yeats

 

¿Por qué no habrían de estar 

locos los viejos?

 

 


 

¿Por qué no habrían de estar locos los viejos?

 

¿Por qué no habrían de estar locos los viejos?

A un chico promisorio conocieron

Que mostraba al pescar pulso de artista

Y se volvió un borracho periodista;

A una chica que supo todo Dante

Vivir para criar hijos de un pedante;

A una Helena que el bien social soñaba

Treparse en un furgón a aullar proclamas.

Hay quien piensa que no es ningún misterio

Que el azar premie al malo y prive al bueno,

Que si cualquier vecino razonara

Como si viera una pantalla clara

No encontraría ni una sola historia

De una mente feliz que no corrompa

El tiempo, un final digno del comienzo.

Los jóvenes no saben nada de esto,

Que por los viejos es bien conocido;

Y si saben qué han dicho antiguos libros,

Y que nada mejor se logra, de hecho,

Sabrán por qué debe estar loco un viejo.

 

William Butler Yeats

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 10-VI-21]

 

*

 

Why Should Not Old Men Be Mad?

 

Why should not old men be mad?

Some have known a likely lad

That had a sound fly-fisher’s wrist

Turn to a drunken journalist;

A girl that knew all Dante once

Live to bear children to a dunce;

A Helen of social welfare dream,

Climb on a wagonette to scream.

Some think it a matter of course that chance

Should starve good men and bad advance,

That if their neighbours figured plain,

As though upon a lighted screen,

No single story would they find

Of an unbroken happy mind,

A finish worthy of the start.

Young men know nothing of this sort,

Observant old men know it well;

And when they know what old books tell

And that no better can be had,

Know why an old man should be mad.

 

William Butler Yeats


viernes, 4 de junio de 2021

 

William Butler Yeats

 

La rosa del mundo

 



 

 

La rosa del mundo

 

¿Quién soñó a la belleza como un sueño fugaz?

Por estos labios rojos de un orgullo doliente,

Triste de que no pueda darse un milagro igual,

Troya ardió en una alta hoguera funeraria

Y los hijos de Usna perecieron.

 

Nosotros, sí, y el mundo laborioso, pasamos:

Entre las almas de hombres que día a día expiran

Más fugaces que el rostro de la espuma del mar,

Bajo el flujo de estrellas, esa espuma del cielo,

Sólo este solitario rostro siempre persiste.

 

Arcángeles, inclínense en su oscura morada:

Antes de que existieran, y un corazón latiera,

Dulce y lánguida estaba ella junto a Su diestra;

Dios hizo el mundo como un sendero de hierba

Suave para las plantas de su pie peregrino.

 

William Butler Yeats

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 04-VI-21]

 

*

 

The rose of the world

 

Who dreamed that beauty passes like a dream?

For these red lips with all their mournful pride,

Mournful that no new wonder may betide,

Troy passed away in one high funeral gleam,

And Usna’s children died.

 

We and the laboring world are passing by:—

Amid men’s souls that day by day gives place,

More fleeting than the sea’s foam-fickle face,

Under the passing stars, foam of the sky,

Lives on this lonely face.

 

Bow down, archangels, in your dim abode:

Before you were, or any hearts to beat,

Weary and kind one stood beside His seat;

He made the world, to be a grassy road

Before her wandering feet.

 

William Butler Yeats

 


martes, 1 de junio de 2021

 

Guido Cavalcanti

 

Porque no espero ya volver jamás…

 


 

 

Porque no espero ya volver jamás…

 

Porque no espero ya volver jamás,

Baladilla, a Toscana,

Vé tú, ligera y llana,

Hacia la dama mía,

Que por su cortesía

Te tendrá en alto honor.

Le llevarás noticias de suspiros,

Nuevas de angustias, llenas de tristeza;

Pero cuida que nadie te descubra

Que sea hostil a la humana gentileza:

Sin duda, para mi gran desventura

Serías perseguida,

E incluso reprendida

Por ella, aún peor dolor,

Que después de la muerte, todavía

Llanto y nuevo dolor.

 

Tú sientes, baladilla, que la muerte

Me ahoga, y ya la vida me abandona;

Sientes que el corazón batalla fuerte

Por el que todo espíritu razona.

Tan destruida está ya mi persona,

Más no puedo sufrir:

Si me quieres servir,

Lleva el alma contigo

(De esto mucho te ruego)

Cuando deje mi cuerpo.

Ay, baladilla mía, a tu amistad

Esta ánima que tiembla le encomiendo:

Contigo llévala, por tu piedad,

A esa bella mujer a quien te mando.

Vé, baladilla, y dile suspirando,

Cuando le estés presente:

"Esta vuestra sirviente

A estar viene con vos,

La envía el corazón

Que fue siervo de Amor".

 

Y tú, mi débil voz atribulada,

Que brota en llanto el corazón doliente,

Vé con el alma y con nuestra balada

Diciendo de esta destruida mente.

Hallarás a una dama tan hermosa,

De tan dulce intelecto,

Que será tu dilecto

Deleite estar con ella a toda hora.

Alma mía, y tú, adórala

En su valor, por siempre.

 

Guido Cavalcanti

(Florencia, 1255-1300)

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 01-VI-21]

 

*

 

Perch’i’ non spero di tornar giammai...


Perch’i’ non spero di tornar giammai,

Ballatetta, in Toscana,

Va tu, leggera e piana,

Dritt’a la donna mia

Che per sua cortesia

Ti farà molto onore.

Tu porterai novelle di sospiri,

Piene di doglia e di molta paura;

Ma guarda che persona non ti miri

Che sia nemica di gentil natura,

Chè certo per la mia disaventura

Tu saresti contesa,

Tanto da lei ripresa,

Che mi sarebbe angoscia,

Dopo la morte, poscia,

Pianto e novel dolore.

 

Tu senti, ballatetta, che la morte

Mi stringe sì, che vita m’abbandona,

E senti come ’l cor si sbatte forte

Per quel che ciascun spirito ragiona.

Tanto è distrutta già la mia persona

Ch’i’ non posso soffrire:

Se tu mi vuo’ servire

Mena l’anima teco

(Molto di ciò ti preco)

Quando uscirà del core.

Deh ballatetta, alla tua amistate

Quest’anima che trema raccomando:

Menala teco nella sua pietate,

A quella bella donna a cui ti mando.

Deh, ballatetta, dille sospirando

Quando le se’ presente:

"Questa vostra servente

Viene per star con vui,

Partita da colui

Che fu servo d’Amore."

 

Tu, voce sbigottita e deboletta,

Ch’esci piangendo de lo cor dolente,

Coll’anima e con questa ballatetta

Va ragionando della strutta mente,

Voi troverete una donna piacente

Di sì dolce intelletto

Che vi sarà diletto

Davanti starle ognora.

Anim’, e tu l’adora

Sempre nel su’ valore.

 

Guido Cavalcanti

(Firenze, 1255-1300)

 

[Antologia della poesia italiana.

Dalle origini al Trecento, vol. 2,

a cura di Alfredo Giuliani,

Feltrinelli, Milano, 1975]