miércoles, 24 de julio de 2024

 

Attilio Bertolucci

 

Recuerdo de infancia

 



 

 

Recuerdo de infancia

 

Acacias de mi infancia

con esas hojas frescas que suenan en la boca.

Caminamos por el cauce sin agua

del Cinghio, alguna rama nos acaricia el rostro

ardiente, y apartando la rama fastidiosa

y dulce, con un gesto de inconsciente venganza,

la despojamos de un manojo de hojas.

Elegimos alguna y suavemente

la ponemos encima de los labios,

y así nos alejamos

haciéndola sonar y caminando,

olvidados de nuestros compañeros.

Pasan libélulas, se escuchan trilladoras lejanas,

vivimos como en un cálido sueño.

Cuando ya no se oye cantar a las cigarras,

y las primeras sombras y el silencio

al caer de la tarde nos rodean,

de pronto, irrefrenable, un frenesí

se adueña de las piernas

y corremos, corremos hasta que nos quedamos sin aliento,

bajo la fresca noche, miedosos y felices.

 

Attilio Bertolucci

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 24-VII-24]

 

*

 

Ricordo di fanciullezza

 

Le gaggie della mia fanciullezza

dalle fresche foglie che suonano in bocca.

Si cammina per il Cinghio asciutto,

qualche ramo più lungo ci accarezza

la faccia fervida, e allora, scostando

il ramo dolce e fastidioso, per inconscia vendetta

si spoglia di una manata di tenere foglie.

Se ne sceglie una, si pone lieve

sulle labbra e si suona camminando,

dimentichi dei compagni.

Passano libellule, s'odono trebbiatrici lontane,

si vive come in un caldo sogno.

Quando più la cicala non s'ode cantare,

e le prime ombre e il silenzio della sera ci colgono,

quasi all'improvviso, una smania prende le gambe

e si corre sino a perdere fiato,

nella fresca sera, paurosi e felici.

 

Attilio Bertolucci

 

[De “Fuochi in novembre” (1932-1934),

en La capanna indiana, Sansoni, Firenze, 1951]


 

Attilio Bertolucci

 

La nieve

 



 

 

La nieve

 

Cómo pesa la nieve en estas ramas,

cómo pesan los años sobre los hombros que amas.

La estación más querida es el invierno,

has venido en sus luces a mi encuentro

en las ensoñaciones de la siesta,

un doliente mechón sobre tus cejas.

Los años juveniles son años que están lejos.

 

Attilio Bertolucci

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 23-VII-24]

 

*

 

La neve

 

Come pesa la neve su questi rami

come pesano gli anni sulle spalle che ami.

L’inverno è la stagione più cara,

nelle sue luci mi sei venuta incontro

da un sonno pomeridiano, un’amara

ciocca di capelli sugli occhi.

Gli anni della giovinezza sono anni lontani.

 

Attilio Bertolucci

 

[De "Lettera da casa" (1935-1951)

en La capanna indiana, Sansoni, Firenze, 1951]


sábado, 20 de julio de 2024

 

Attilio Bertolucci

 

Idilios domésticos

 

 



 

 

Idilios domésticos

 

I

 

Este es el dulce invierno aquí, que trae

el humo a los aromos, y viejos vagabundos que descienden

por el camino de los Apeninos que va hacia la ciudad,

un alegre silencio alrededor.

 

Sol o niebla, es igual, cuando atardece

el cielo del oeste, oro o ceniza,

ve a los chicos que juegan tristes juegos

tarde, muy tarde, hasta las luces que se encienden.

 

II

 

El día comienza tan íntimamente

en el otoño gris, tan lenta pasa

la mañana detrás de los cristales

donde la luz tardía se adormece.

 

El silencio plateado es el descenso

del año, en nuestra vida

apenas si varían las dolientes fiestas del corazón,

las memorias que migran como nubes.

 

Attilio Bertolucci

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 20-VII-24]

 

*

 

Idilli domestici

 

I

 

Questo è il dolce inverno di qui

che porta fumo tra le gaggìe, vecchi vagabondi

giù dall’Appennino per la strada che va in città,

un così allegro silenzio intorno.

 

Sole o nebbia, non importa, la dolce sera

vede fanciulli in mesti giochi gridare

sul cielo occidentale, sia cenere o oro,

tardi, tardi, sino alle luci che si accendono.

 

II

 

Così intimamente la giornata comincia

nel grigio autunno, così lenta passa

la mattina di là dai vetri tersi

ove la luce tarda s’assopisce.

 

È questo argenteo silenzio il declinare

dell’anno, la nostra vita

variano appena le dolorose feste del cuore,

le memorie che migrano come nuvole.

 

Attilio Bertolucci

 

[De "Lettera a casa",

en La capanna indiana,

Sansoni, Firenze, 1951]


viernes, 19 de julio de 2024

 

Attilio Bertolucci

 

Para una clínica demolida

 



 

 

Para una clínica demolida

 

Aquí donde un poeta hubo llorado y delirado un mes

de su vida ― un abril

de nubes,

de cielo hermoso y plácido

insidiado por grietas ―

rechinan las persianas oxidadas.

 

¿Dónde han llevado

sus drogas y plegarias,

Hijas de la Sapiencia, hijas

de la paciencia,

tan buenas cocineras, tan alegres

oferentes de la sopa y el vino

para el gran hambre de los mediodías?

 

Aquí, ya en otro día,

ya esos queridos cuartos demolidos,

ya cuando el año está avanzado

y el edificio nuevo se levanta, una obra

en construcción ruidosa, que enmudece

sólo si el sol alto separa en luz y en sombra

pan y fritura, al albañil le he preguntado inútilmente:

 

 “¿A dónde han emigrado

esas viejas y jóvenes hermanas

que con agujas, con ampollas

derrotaban el mal, siempre precisas

como sobre el cuadrante aquellas otras

agujas del reloj, siempre infalibles,

acompañándolas con plegarias cristianas?”

 

Quiero saber en dónde están,

quiero saber que no han partido

de la ciudad que engendra hasta el exceso

el placer y el dolor, quiero saber

que son, en esta hora

que precede a la noche y al invierno,

aún sabias y pacientes en su don de ahuyentar

 

por mí, y todos nosotros, en la tierra el infierno.

 

Attilio Bertolucci

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 20-VII-24]

 

*

 

Per una clinica demolita

 

Qui dove un poeta ha pianto e delirato un mese

della sua vita ― un aprile

di nuvole,

di bel cielo sereno

insidiato di crepe ―

sbattono le persiane abbandonate.

 

Dove avete portato

le vostre droghe e preghiere,

Figlie della Sapienza, figlie

della pazienza, tanto

buone cuciniere e allegre

dispensiere di minestre e di vino

per la gran fame nel tardo mattino?

 

Qui un altro giorno, già

demolite quelle stanze care,

già più avanzato l’anno e la fabbrica

nuova ormai alta, sonora

d’un cantiere che tace

solo se il mezzogiorno spacca in luce e ombra

pane e frittata, al muratore ho chiesto inutilmente:

 

 “Dove sono emigrate

quelle vecchie e giovani suore

che con aghi, con fiale

sconfiggevano il male, precise

come lancette sul quadrante a usarle

senza errore, alternandole

con preghiere cristiane?”

 

Che io sappia dove sono, che io sappia

che non sono partite

dalla città che genera in eccesso

la voluttà e il dolore, che io

le sappia, in quest’ora

che precede la notte e l’inverno,

ancora sagge e pazienti nel fugare

 

per me, per tutti noi, sulla terra l’inferno.

 

Attilio Bertolucci

 

[De Viaggio d’inverno (1955-1971),

Garzanti, Milano, 1971,

en Al fuoco calmo dei giorni. Poesie 1929-1990,

Biblioteca Universale Rizzoli, Milano, 1991]


miércoles, 17 de julio de 2024

 

Attilio Bertolucci

 

Los años

 



 

 

Los años

 

Las mañanas de los años perdidos,

las mesas a la sombra soleada del otoño,

los compañeros que iban y volvían, aquellos

que no volvieron más, en ellos he pensado alegremente.

 

Porque este día de septiembre brilla

tan bello en las vidrieras a estas horas

como aquellas de entonces, las de entonces

ya transcurren en un tiempo pacífico,

 

el gentío es el mismo en las veredas de oro,

tan sólo el gris y el lila

se han vuelto verde y rojo por la moda,

el paso es ese lento y feliz de la provincia.

 

Attilio Bertolucci

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 17-VII-24]

 

*

 

Gli anni

 

Le mattine dei nostri anni perduti,

i tavolini nell’ombra soleggiata dell’autunno,

i compagni che andavano e tornavano, i compagni

che non tornarono più, ho pensato ad essi lietamente.

 

Perché questo giorno di settembre splende

così incantevole nelle vetrine in ore

simili a quelle d’allora, quelle d’allora

scorrono ormai in un pacifico tempo,

 

la folla è uguale sui marciapiedi dorati,

solo il grigio e il lilla

si mutano in verde e rosso per la moda,

il passo è quello lento e gaio della provincia.

 

Attilio Bertolucci

 

[De "Lettera da casa" (1935-1951),

La capanna indiana, Sansoni, Firenze, 1951/1955,

en Al fuoco calmo dei giorni. Poesie 1929-1990,

Biblioteca Universale Rizzoli, Milano, 1991]


lunes, 15 de julio de 2024

 

Attilio Bertolucci

 

A Pasolini

 

 


 

A Pasolini (en respuesta)

 

¿Supervivencia? ¿Nuestra tierra? Pero duran mucho

estos crepúsculos, como en verano, cuando nunca, nunca

 

llega la hora de la lámpara encendida, de aquellas

mariposas insensatas que chocan contra ella,

 

atraídas y rechazadas por la claridad que es vida

(y era vida también el día que muere).

 

Sólo nos sea dado, en un tiempo incierto

de tránsito, el recuerdo, recordar por nosotros

 

y por todos, la paciencia de los años

que los relámpagos del amor hirieron ‒ y se extinguieron.

 

Attilio Bertolucci

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 14-VII-24]

 

*

 

A Pasolini (in risposta)

 

Sopravvivenza, la nostra terra? Ma durano a lungo

questi crepuscoli, come d'estate che mai, mai

 

viene l'ora della lampada accesa, di quelle

falene irragionevoli che vi sbattono contro,

 

attrate e respinte del chiarore che è vita

(eppure vita era anche il giorno che muore).

 

Soltanto ci sia dato, in un tempo incerto

di trapasso, ricordare, ricordare per noi

 

e per tutti, la pazienza degli anni

che i lampi dell'amore ferirono ‒ e si spensero. 

 

Attilio Bertolucci

 

[De Viaggio d'inverno (1955-1971),

en Al fuoco calmo dei giorni. Poesie 1929-1990,

Biblioteca Universale Rizzoli, Milano, 1991]






 

La respuesta de Bertolucci es a uno de los epigramas de Pier Paolo Pasolini, incluido en La religione del mio tempo (1961):

 

A Bertolucci

 

Supervivencia: también ella. Ella, la vieja tierra,

vuelta a encontrar, aquí en el Norte, donde, para nosotros, 

                                                                    [ es más eterna.

Son los últimos días, o lo que es igual, los últimos años,

de los campos arados con las hileras de troncos sobre 

                                                                    [ las zanjas,

del barro blanco alrededor de las moreras recién podadas,

de las orillas todavía verdes en los canales secos.

También aquí, donde el cristiano fue pagano, y con él

su tierra, su terreno cultivado.

Un nuevo tiempo convertirá todo esto en nada:

y por eso podemos lamentarlo: con sus oscuros

años bárbaros, con sus románicos abriles.

Quien no conocerá esta tierra sobreviviente,

¿cómo podrá entendernos? ¿Decir quién hemos sido?

Pero somos nosotros los que debemos comprenderlo a él,

para que nazca, aunque ya esté perdido para estos claros 

                                                                                 [ días,

para estas estupendas estasis invernales,

en el Sur dulce y tempestuoso, en el Norte sombrío...

 

Pier Paolo Pasolini

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 15-VII-24]

 

*

 

A Bertolucci

 

Sopravvivenza: anch'essa. Essa, la vecchia campagna,

ritrovata, quassú, dove, per noi, è piú eterna.

Sono gli ultimi giorni, o, è uguale, gli ultimi anni,

dei campi arati con le file dei tronchi sui fossi,

del fango bianco intorno ai gelsi appena potati,

degli argini ancora verdi sulle rogge asciutte.

Anche qui: dove il pagano fu cristiano, e con lui

la sua terra, il suo campo coltivato.

Un nuovo tempo ridurrà a non essere tutto questo:

e perciò possiamo piangerlo: con i suoi bui

anni barbarici, i suoi romanici aprili.

Chi non la conoscerà, questa superstite terra,

come ci potrà capire? Dire chi siamo stati?

Ma siamo noi che dobbiamo capire lui,

perché lui nasca, sia pure perso a questi chiari giorni,

a queste stupende stasi dell'inverno,

nel Sud dolce e tempestoso, nel Nord coperto d'ombra...

 

Pier Paolo Pasolini

 

[De "Epigrammi",

en La religione del mio tempo,

Garzanti, Milano, 1961]