jueves, 10 de junio de 2021

 

William Butler Yeats

 

¿Por qué no habrían de estar 

locos los viejos?

 

 


 

¿Por qué no habrían de estar locos los viejos?

 

¿Por qué no habrían de estar locos los viejos?

A un chico promisorio conocieron

Que mostraba al pescar pulso de artista

Y se volvió un borracho periodista;

A una chica que supo todo Dante

Vivir para criar hijos de un pedante;

A una Helena que el bien social soñaba

Treparse en un furgón a aullar proclamas.

Hay quien piensa que no es ningún misterio

Que el azar premie al malo y prive al bueno,

Que si cualquier vecino razonara

Como si viera una pantalla clara

No encontraría ni una sola historia

De una mente feliz que no corrompa

El tiempo, un final digno del comienzo.

Los jóvenes no saben nada de esto,

Que por los viejos es bien conocido;

Y si saben qué han dicho antiguos libros,

Y que nada mejor se logra, de hecho,

Sabrán por qué debe estar loco un viejo.

 

William Butler Yeats

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 10-VI-21]

 

*

 

Why Should Not Old Men Be Mad?

 

Why should not old men be mad?

Some have known a likely lad

That had a sound fly-fisher’s wrist

Turn to a drunken journalist;

A girl that knew all Dante once

Live to bear children to a dunce;

A Helen of social welfare dream,

Climb on a wagonette to scream.

Some think it a matter of course that chance

Should starve good men and bad advance,

That if their neighbours figured plain,

As though upon a lighted screen,

No single story would they find

Of an unbroken happy mind,

A finish worthy of the start.

Young men know nothing of this sort,

Observant old men know it well;

And when they know what old books tell

And that no better can be had,

Know why an old man should be mad.

 

William Butler Yeats


viernes, 4 de junio de 2021

 

William Butler Yeats

 

La rosa del mundo

 



 

 

La rosa del mundo

 

¿Quién soñó a la belleza como un sueño fugaz?

Por estos labios rojos de un orgullo doliente,

Triste de que no pueda darse un milagro igual,

Troya ardió en una alta hoguera funeraria

Y los hijos de Usna perecieron.

 

Nosotros, sí, y el mundo laborioso, pasamos:

Entre las almas de hombres que día a día expiran

Más fugaces que el rostro de la espuma del mar,

Bajo el flujo de estrellas, esa espuma del cielo,

Sólo este solitario rostro siempre persiste.

 

Arcángeles, inclínense en su oscura morada:

Antes de que existieran, y un corazón latiera,

Dulce y lánguida estaba ella junto a Su diestra;

Dios hizo el mundo como un sendero de hierba

Suave para las plantas de su pie peregrino.

 

William Butler Yeats

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 04-VI-21]

 

*

 

The rose of the world

 

Who dreamed that beauty passes like a dream?

For these red lips with all their mournful pride,

Mournful that no new wonder may betide,

Troy passed away in one high funeral gleam,

And Usna’s children died.

 

We and the laboring world are passing by:—

Amid men’s souls that day by day gives place,

More fleeting than the sea’s foam-fickle face,

Under the passing stars, foam of the sky,

Lives on this lonely face.

 

Bow down, archangels, in your dim abode:

Before you were, or any hearts to beat,

Weary and kind one stood beside His seat;

He made the world, to be a grassy road

Before her wandering feet.

 

William Butler Yeats

 


martes, 1 de junio de 2021

 

Guido Cavalcanti

 

Porque no espero ya volver jamás…

 


 

 

Porque no espero ya volver jamás…

 

Porque no espero ya volver jamás,

Baladilla, a Toscana,

Vé tú, ligera y llana,

Hacia la dama mía,

Que por su cortesía

Te tendrá en alto honor.

Le llevarás noticias de suspiros,

Nuevas de angustias, llenas de tristeza;

Pero cuida que nadie te descubra

Que sea hostil a la humana gentileza:

Sin duda, para mi gran desventura

Serías perseguida,

E incluso reprendida

Por ella, aún peor dolor,

Que después de la muerte, todavía

Llanto y nuevo dolor.

 

Tú sientes, baladilla, que la muerte

Me ahoga, y ya la vida me abandona;

Sientes que el corazón batalla fuerte

Por el que todo espíritu razona.

Tan destruida está ya mi persona,

Más no puedo sufrir:

Si me quieres servir,

Lleva el alma contigo

(De esto mucho te ruego)

Cuando deje mi cuerpo.

Ay, baladilla mía, a tu amistad

Esta ánima que tiembla le encomiendo:

Contigo llévala, por tu piedad,

A esa bella mujer a quien te mando.

Vé, baladilla, y dile suspirando,

Cuando le estés presente:

"Esta vuestra sirviente

A estar viene con vos,

La envía el corazón

Que fue siervo de Amor".

 

Y tú, mi débil voz atribulada,

Que brota en llanto el corazón doliente,

Vé con el alma y con nuestra balada

Diciendo de esta destruida mente.

Hallarás a una dama tan hermosa,

De tan dulce intelecto,

Que será tu dilecto

Deleite estar con ella a toda hora.

Alma mía, y tú, adórala

En su valor, por siempre.

 

Guido Cavalcanti

(Florencia, 1255-1300)

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 01-VI-21]

 

*

 

Perch’i’ non spero di tornar giammai...


Perch’i’ non spero di tornar giammai,

Ballatetta, in Toscana,

Va tu, leggera e piana,

Dritt’a la donna mia

Che per sua cortesia

Ti farà molto onore.

Tu porterai novelle di sospiri,

Piene di doglia e di molta paura;

Ma guarda che persona non ti miri

Che sia nemica di gentil natura,

Chè certo per la mia disaventura

Tu saresti contesa,

Tanto da lei ripresa,

Che mi sarebbe angoscia,

Dopo la morte, poscia,

Pianto e novel dolore.

 

Tu senti, ballatetta, che la morte

Mi stringe sì, che vita m’abbandona,

E senti come ’l cor si sbatte forte

Per quel che ciascun spirito ragiona.

Tanto è distrutta già la mia persona

Ch’i’ non posso soffrire:

Se tu mi vuo’ servire

Mena l’anima teco

(Molto di ciò ti preco)

Quando uscirà del core.

Deh ballatetta, alla tua amistate

Quest’anima che trema raccomando:

Menala teco nella sua pietate,

A quella bella donna a cui ti mando.

Deh, ballatetta, dille sospirando

Quando le se’ presente:

"Questa vostra servente

Viene per star con vui,

Partita da colui

Che fu servo d’Amore."

 

Tu, voce sbigottita e deboletta,

Ch’esci piangendo de lo cor dolente,

Coll’anima e con questa ballatetta

Va ragionando della strutta mente,

Voi troverete una donna piacente

Di sì dolce intelletto

Che vi sarà diletto

Davanti starle ognora.

Anim’, e tu l’adora

Sempre nel su’ valore.

 

Guido Cavalcanti

(Firenze, 1255-1300)

 

[Antologia della poesia italiana.

Dalle origini al Trecento, vol. 2,

a cura di Alfredo Giuliani,

Feltrinelli, Milano, 1975]


lunes, 24 de mayo de 2021

 

Marino Moretti

(Cesenatico, 1885-1979)

 

El jardín de la estación

 

 


 

El jardín de la estación

 

El jardín de la estación de San Giovanni o San Siro

todo en torno florecido de flores de la pasión,

 

rodeado por ligustrinas con cañas finas y breves

donde se enroscan las redes de rosadas campanillas.

 

Brilla en el medio una fuente calma y clara, y vacilante

un pétalo tiembla y cae junto al chorro transparente;

 

parece que empuje el aire a las mariposas blandas

sobre lantanas y acacias, sobre los rojos nopales;

 

que el sol de un reino descienda, de oro, de azul y de ópalo,

y entre como cualquier otro por la puerta de madera,

 

mientras la buena estación que asciende rosa de acanto

dice su nombre de santo casi con circunspección.

 

*

 

¡Y tras la felicidad, pobres ilusos, nos vamos

sin saber a dónde vamos, hacia una nueva ciudad,

 

hacia lo incierto y la noche! ¡Y allí en el jardín se queda

la infinita primavera que observamos desde el coche!

 

Y hay una alegre muchacha que ríe serena, absorta,

y que el tren nada le importa, y nada le importa nada…

 

El jardín de la estación de San Celso o San Martino

con un ciprés o aquel pino en actitud de patrón,

 

el jardín de devoción que escucha atento y en calma

el balbuceo del agua, el abejorro zumbón!

 

¿Quién bajará del vagón para quedarse y amar

los ojos claros de la hija del jefe de la estación?

 

Marino Moretti

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 23-V-21]

 

*

 

Il giardino della stazione

 

Giardino della stazione di San Giovanni o San Ciro

tutto fiorito all'ingiro di fiori della passione,

 

chiuso da siepe corrosa di brevi canne sottili

cui s'attorcigliano i fili de' bei convolvoli rosa!

 

Brilla nel mezzo un tranquillo disco di limpida vasca,

oscilla un petalo e casca presso il minuto zampillo;

 

par che gli zefiri mossi lancin le blande farfalle

su le gaggie, su le palle-di-neve, sui cacti rossi;

 

che il sol, disceso da un regno d'oro, d'azzurro, d'opale,

entri siccome un mortale dal cancelletto di legno,

 

mentre la buona stazione che s'alza rosea d'accanto

dice il suo nome di santo quasi con circospezione!

 

*

 

E noi si va chi sa dove, poveri illusi, si va

in cerca di felicità, verso città sempre nuove,

 

verso l'ignoto e la sera! Invece lì nel giardino

veduto dal finestrino c'è tutta la primavera!

 

E c'è una gaia fanciulla che ride un riso sereno

e non si cura del treno e non si cura di nulla...

 

Giardino della stazione di San Martino o San Celso

con quel cipresso o quel gelso che a lato fa da padrone,

 

giardino di devozione che ascolta attento e tranquillo

la voce dello zampillo, il rombo del calabrone!

 

Chi scenderà dal vagone per rimanere ed amare

le tue belle iridi chiare, figlia del capo-stazione?

 

Marino Moretti

 

[De Poesie di tutti i giorni,

Ricciardi, Nápoles, 1911]


viernes, 23 de abril de 2021

 

Giovanni Giudici

 

Sin título




 

 

Sin título

 

¿Por qué a ojos cerrados?

¿Por qué con labios mudos?

 

Quiero mirarte, quiero nombrarte.

Quiero escrutarte y tocarte:

 

Mi oírme que te hablo,

Mi verme que te veo.

 

Decirte ― esto eres tienes este nombre.

En el canto que calla yo no creo.

 

Así en mí te destruyo.

No seré, tú serás:

 

Te persigo y te huyo,

Hermosa vida que te vas.

 

Giovanni Giudici

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 23-IV-21]

 

*

 

Senza titolo

 

Perché con occhi chiusi?

Perché con bocca che non parla?

 

Voglio guardarti, voglio nominarti.

Voglio guardarti e toccarti:

 

Mio sentirmi che ti parlo,

Mio vedermi che ti vedo.

 

Dirti ― sei questa cosa hai questo nome.

Al canto che tace non credo.

 

Così in me ti distruggo.

Non sarò, tu sarai:

 

Ti inseguo e ti sfuggo,

Bella vita che te ne vai.

 

Giovanni Giudici

 

[De Il male dei creditori,

Mondadori, Milano, 1977]


sábado, 20 de marzo de 2021

 

Sergio Corazzini

 

Toblack

 

 


 

De Toblack

 

I

 

...Y juventud errante por las calles

anegadas de un gran sol melancólico,

portones con candados y desiertos

alféizares, alguna íntima fuente

que llora un llanto eternamente igual

al desfile de cada funeral,

un cementerio inmenso, una extensión

infinita de cruces y coronas,

un angustioso, lento redoblar

a muerto de campanas, siempre, todos

los días y las noches, y en lo alto

un cielo puro, pleno de esperanza

y de consuelo, un cielo azul, abierto

de par en par, y bueno como un ojo

de madre que bendice y reconforta.

 

II

 

Esperanzas perdidas, y plegarias

vanas, audacias locas, sueños rotos,

y palabras inútiles de ilusos

amantes, y quimeras imposibles,

 

y todas las difuntas primaveras,

ideales mortales, grandes llantos

anónimos, ensueños de las almas

que no saben beber y tienen sed,

 

y cuanto hay de inalcanzable en Toblack,

y de perdido, se halla en tu divina

tierra, y en este sol inextinguible,

 

y en el repique atroz de tus campanas,

y en la monotonía de tus fuentes,

Vida que llora, Muerte que camina.

 

Sergio Corazzini

(Roma, 1886-1907)

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 19-III-21]

 

*

 

Da Toblack

 

I

 

…E giovinezze erranti per le vie

piene di un sole malinconico,

portoni semichiusi, davanzali

deserti, qualche piccola fontana

che piange un pianto eternamente uguale

al passare di ogni funerale,

un cimitero immenso, un'infinita

messe di croci e di corone, un lento

angoscioso rintocco di campana

a morto, sempre, tutti i giorni, tutte

le notti, e in alto, un cielo azzurro, pieno

di speranza e di consolazione,

un cielo aperto, buono come un occhio

di madre che rincuora e benedice.

 

II

 

Le speranze perdute, le preghiere

vane, l'audacie folli, i sogni infranti,

le inutili parole degli amanti

illusi, le impossibili chimere,

 

e tutte le defunte primavere,

gli ideali mortali, i grandi pianti

de gli ignoti, le anime sognanti

che hanno sete, ma non sanno bere,

 

e quanto v'ha Toblack d'irraggiungibile

e di perduto è in questa tua divina

terra, è in questo tuo sole inestinguibile,

 

è nelle tue terribili campane

è nelle tue monotone fontane,

Vita che piange; Morte che cammina.

 

Sergio Corazzini

(Roma, 1886-1907)

 

[De L’amaro calice, Tipografia cooperativa operaia romana, Roma, 1905,

en: Poesie, Biblioteca Universale Rizzoli, Milano, 1992]