Sergio Solmi
El último ángel
(Dos versiones)
Versión I
El último ángel
“Hacen, además, de los Ángeles, que son servidores
del Muy Misericordioso, seres femeninos.
¿Han sido testigos de su creación?”
Corán, Sûra XLIII
De noche,
con la primera luz del alba, ad diluculum,
al sol del mediodía, en el crepúsculo,
con los ojos abiertos, los ojos entornados,
en sueños o en vigilia, Ángel rubio,
Ángel blanco, te hablo, te hablo tanto, la cara
oculta entre tus rodillas, que abrazo
perdidamente.
De noche,
cuando el sol último ya no es
más que un destello, cuando las estrellas
una a una se encienden, tú desciendes,
y en el reparo de tus grandes alas
de tiniebla, plegadas adelante,
sobre tu falda la cabeza
reclino, oh tú el más dulce, más suave de los
Ángeles,
Ángel Negro.
(1972)
Sergio Solmi
*
Versión II
El último ángel
“Hacen, además, de los Ángeles, que son servidores
del Muy Misericordioso, seres femeninos.
¿Han sido testigos de su creación?”
Corán, Sûra XLIII
De noche,
con la primera luz del alba, ad diluculum, al sol
del mediodía, en el crepúsculo, con los ojos
abiertos, con los ojos entornados, en sueños
o en vela, Ángel rubio, Ángel blanco,
te hablo, te hablo tanto, la cara
escondida entre tus rodillas, que abrazo
perdidamente.
De noche,
cuando el último sol ya no es
más que un destello, cuando las estrellas
una a una se encienden, tú desciendes, y al reparo
de tus grandes alas de tiniebla, hacia adelante
replegadas, sobre tu falda reclino
la cabeza, oh tú el más dulce, el más suave de los
Ángeles,
Ángel Negro.
(1972)
Sergio Solmi
[Versiones de P. A.
Villa Dolores, 04-I-18]
*
L’ultimo
angelo
“Fanno,
inoltre, degli Angeli,
i
quali sono servi del Misericordioso,
delle
femmine. Furono essi presenti
alla
loro creazione?”
Corano,
Sûra XLIII
Di notte,
sulla prim’alba, ad
diluculum, al sole
di mezzogiorno, al
crepuscolo, ad occhi
aperti, ad occhi socchiusi,
in sogno
o in veglia, Angelo biondo,
Angelo bianco,
ti parlo, ti straparlo, la
faccia
nascondo fra le tu ginocchia,
che avvinghio
perdutamente.
Di notte,
quando l’ultimo sole non è
più che un barlume, le stelle
una per una si accendono, tu
scendi, e al riparo
delle tue grande ali di
tenebra, in avanti
ripiegate, sul tuo grembo
reclino
il capo, o tu il più dolce,
il più soave degli Angeli,
Angelo Nero.
(1972)
Sergio
Solmi
[Último poema de “La rosa gelata”,
a su vez sección final de las
Poesie complete, Adelphi, Milano, 1974]
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