miércoles, 20 de marzo de 2019



Cesare Pavese

Lo steddazzu







Lo steddazzu


El hombre solitario se levanta
cuando el mar está oscuro todavía
y las estrellas ya vacilan. Sube
un tibio aliento de la orilla, donde
está el lecho del mar, que hace más suave
nuestra respiración. Ésta es la hora
en la que nada puede suceder.
Hasta la pipa entre los dientes pende
apagada. Es nocturno el rumor sumergido.
El hombre solo enciende un gran fuego de ramas,
lo mira enrojecer la tierra. El mar también
será, dentro de poco, un fuego deslumbrante.

No hay cosa más amarga que el alba de los días
en los que nada ocurrirá. No hay cosa
más amarga que la inutilidad.
En el cielo, cansada, hay una estrella
que pende, sorprendida por el alba, turquesa.
Mira el mar aún oscuro y la mancha del fuego
junto al cual se calienta, por hacer algo, el hombre;
mira y sale del sueño entre turbias montañas
con su lecho de nieve. La lentitud de la hora
es despiadada para quien ya no espera nada.

¿Vale la pena que el sol se alce del mar
y comience la larga jornada? Si mañana
volverá el alba tibia con la diáfana luz
y será como ayer y nunca nada
sucederá. El hombre solitario
sólo quiere dormir. Cuando la última estrella
en el cielo se apaga, lentamente
toma el hombre la pipa, la prepara y la enciende.


Cesare Pavese


[Versión de P. A.
Córdoba, 20-III-19]

*

Lo steddazzu


L’uomo solo si leva che il mare è ancor buio
e le stelle vacillano. Un tepore di fiato
sale su dalla riva, dov’è il letto del mare,
e addolcisce il respiro. Quest’è l’ora in cui nulla
può accadere. Perfino la pipa tra i denti
pende spenta. Notturno è il sommesso sciacquío.
L’uomo solo ha già acceso un gran fuoco di rami
e lo guarda arrossare il terreno. Anche il mare
tra non molto sarà come il fuoco, avvampante.

Non c’è cosa più amara che l’alba di un giorno
in cui nulla accadrà. Non c’è cosa più amara
che l’inutilità. Pende stanca nel cielo
una stella verdognola, sorpresa dall’alba.
Vede il mare ancor buio e la macchia di fuoco
a cui l’uomo, per fare qualcosa, si scalda;
vede, e cade dal sonno tra le fosche montagne
dov’è un letto di neve. La lentezza dell’ora
è spietata, per chi non aspetta più nulla.

Val la pena che il sole si levi dal mare
e la lunga giornata cominci? Domani
tornerà l’alba tiepida con la diafana luce
e sarà come ieri e mai nulla accadrà.
L’uomo solo vorrebbe soltanto dormire.
Quando l’ultima stella si spegne nel cielo,
l’uomo adagio prepara la pipa e l’accende.


Cesare Pavese


[“Steddazzu”, en dialecto calabrés, es Venus, el lucero del alba. El poema corresponde al período en que Pavese vivió como confinado político en Brancaleone Calabro, un pueblo junto al Mar Jónico, período recreado en su ‘nouvelle’ Il carcere, de Prima che il gallo canti, donde Stefano, el protagonista, tiene costumbres semejantes a la del personaje de este poema].

lunes, 18 de marzo de 2019



Bonnie Elizabeth Parker


El final del camino

o La Balada de  Bonnie y Clyde






EL FINAL DEL CAMINO
o LA BALADA DE BONNIE Y CLYDE


Ya habrán leído sobre Jesse James,
Sobre cómo vivió y cómo murió;
Pero si todavía les quedó
Deseo de algo que leer,
Tienen la historia aquí de Bonnie y Clyde.

Bonnie y Clyde son ahora la pandilla de Barrow,
Sin duda ya leyeron
Cómo hurtan y roban,
Y cómo quienes los traicionan
Suelen ser encontrados moribundos o muertos.

Hay mucha falsedad en esos papeles;
No son tan despiadados como cuentan;
Son rudos, sí, por su naturaleza;
Ellos odian las leyes,
Y a los soplones, informantes, ratas.

Los llaman asesinos
Crueles, sin corazón, a sangre fría;
Pero yo digo con orgullo
Que a Clyde lo he conocido
Cuando era honesto, y recto, y puro.

Pero los policías lo asediaban,
Una vez y otra vez lo detenían
Y de nuevo en la cárcel lo encerraban,
Hasta que, entonces, él me dijo un día:
“Nunca podré ser libre, vida mía,
Con ellos voy a verme en el infierno.”

Turbia la ruta, mal iluminada;
Sin carteles que ayuden a orientarse;
Pero ellos decidieron
Que si todo camino se cerraba,
Preferían morir y no entregarse.

La ruta cada vez más tenebrosa;
No puedes ver, a veces, en la sombra;
Pero es la lucha, de hombre contra hombre,
Y haces lo que se pueda,
Porque la libertad ya no te espera.

Hay gente que ha sufrido por amor;
Hay gente que se ha muerto del hastío;
Pero en síntesis, todos nuestros males
Son poca cosa en la comparación
Hasta que somos como Bonnie y Clyde.

Si en Dallas se asesina a un policía,
Si no pueden hallar ningún culpable,
Y no encuentran indicios, ni una pista,
Ellos hacen borrón y cuenta nueva
Y entonces echan mano a Bonnie y Clyde.

No habrá dos crímenes en Norteamérica
Que no se achaquen a la banda Barrow;
Pero ellos no estuvieron implicados
En secuestros, pedidos de rescate,
Ni en la estación de tren de Kansas City. (*)

Un diariero le dijo a su compinche:
“Ojalá al Viejo Clyde pronto lo embosquen;
En estos duros tiempos desgraciados
Podríamos ganar unos centavos
Si son baleados cinco o seis botones.”

A la Central no le llegó el informe,
Pero hoy Clyde me llamó para decirme:
“No empieces con ninguna balacera,
No estamos trabajando por la noche,
Nos uniremos a la NRA.” (**)

De Irving al viaducto de West Dallas
Por la Gran División se lo conoce,
En donde las mujeres son leales
Y los hombres son hombres,
Allí a Bonnie y a Clyde no entregarían.

Si tratan de ser buenos ciudadanos
Y alquilan un pequeño y bonito amueblado,
A la tercera noche
Se los invita a la refriega
Con el ratatatá de metralletas.

No se creen tan rudos ni tan desesperados,
Saben bien que la ley siempre al fin gana;
Antes ya casi los acribillaron,
Y no ignoran tampoco
Que la muerte es salario del pecado.

Ellos van a caer juntos un día,
Y lado a lado los enterrarán;
A unos pocos dará melancolía,
La policía podrá respirar,
Y para Bonnie y Clyde será el final.


Bonnie Elizabeth Parker

(Rowena, Texas, 1 de octubre de 1910,
Bienville Parish, Luisiana, 23 de mayo de 1934)

[Versión de P. A.
Córdoba, 17-III-19]


*


THE TRAIL'S END
or THE BALLAD OF BONNIE AND CLYDE


You've read the story of Jesse James
Of how he lived and died;
If you're still in need
Of something to read,
Here's the story of Bonnie and Clyde.

Now Bonnie and Clyde are the Barrow gang,
I'm sure you all have read
How they rob and steal
And those who squeal
Are usually found dying or dead.

There's lots of untruths to these write-ups;
They're not so ruthless as that;
Their nature is raw;
They hate all the law
The stool pigeons, spotters, and rats.

They call them cold-blooded killers;
They say they are heartless and mean;
But I say this with pride,
That I once knew Clyde
When he was honest and upright and clean.

But the laws fooled around,
Kept taking him down
And locking him up in a cell,
Till he said to me,
'I'll never be free,
So I'll meet a few of them in hell.'

The road was so dimly lighted;
There were no highway signs to guide;
But they made up their minds
If all roads were blind,
They wouldn't give up till they died.

The road gets dimmer and dimmer;
Sometimes you can hardly see;
But it's fight, man to man,
And do all you can,
For they know they can never be free.

From heart-break some people have suffered;
From weariness some people have died;
But take it all in all,
Our troubles are small
Till we get like Bonnie and Clyde.

If a policeman is killed in Dallas,
And they have no clue or guide;
If they can't find a fiend,
They just wipe their slate clean
And hand it on Bonnie and Clyde.

There's two crimes committed in America
Not accredited to the Barrow mob;
They had no hand
In the kidnap demand,
Nor the Kansas City depot job.

A newsboy once said to his buddy;
'I wish old Clyde would get jumped;
In these awful hard times
We'd make a few dimes
If five or six cops would get bumped.'

The police haven't got the report yet,
But Clyde called me up today;
He said, 'Don't start any fights
We aren't working nights
We're joining the NRA.'

From Irving to West Dallas viaduct
Is known as the Great Divide,
Where the women are kin,
And the men are men,
And they won't 'stool' on Bonnie and Clyde.

If they try to act like citizens
And rent them a nice little flat,
About the third night
They're invited to fight
By a sub-gun's rat-tat-tat.

They don't think they're too tough or desperate,
They know that the law always wins;
They've been shot at before,
But they do not ignore
That death is the wages of sin.

Some day they'll go down together;
And they'll bury them side by side;
To few it'll be grief
To the law a relief
But it's death for Bonnie and Clyde.


Bonnie Elizabeth Parker

(Rowena, Texas, 1 de octubre de 1910,
Bienville Parish, Luisiana, 23 de mayo de 1934)

(*) Alusión a la masacre ocurrida el 17 de junio de 1933 en la estación de trenes de la ciudad de Kansas, en la que varios criminales abrieron fuego contra el automóvil en que era transportado por la policía Frank Nash (conocido como “el más exitoso ladrón de bancos de la historia de los Estados Unidos”), y en el tiroteo murieron cuatro policías, además de Nash.
(**) Referencia irónica a la “National Recovery Administration”, promulgada por el presidente Roosevelt en 1933, que impuso el salario mínimo para los trabajadores y protegió sus derechos.