Elsa Morante
Versos de El mundo salvado por los chicos
y
comentario de Alfonso Berardinelli
Esta
tierra no es para nada propiedad de ustedes. Desde
[hace siglos y milenios
que tratamos de hacérselo entender.
Nuestra
madre jamás nos iba a hacer para servir sus usos
Jamás
nos dio los ojos para mirar sus tristes caras
Jamás
nos dio los oídos para escuchar sus tristes charlas.
Su
guerra no es la nuestra. Nosotros estamos de parte
[de la alegría
y
la gracia, o sea
la
felicidad.
Y luego,
¿por qué hacen tanto ruido? ¡Silencio! Taisez
[vous! Shut up!
¡Fuera!
¡Salgan de acá!
¡Basta!
Nos
han
definitivamente
objetivamente finalmente
hartado.
Y
ustedes, pobres Muchos,
hijos
infelices y tontos
de
padres infelices y tontos,
¿por
qué ustedes se dejan disminuir?
¿Hasta
cuándo serán serviciales? ¿No saben que después
[de un tiempo
la
servidumbre ya no es más necesidad
ni
fatalidad ni virtud sino
vicio?
¿Qué
esperan para promoverse a la mayoría de edad?
Elsa Morante
[Versión
de P. A.
Córdoba,
13-VII-20]
*
Questa terra non è mica roba vostra. È da secoli e da
[millenni
che noi cerchiamo di farvelo capire.
Mamma nostra non ci ha mica fatto per servire agli usi
[vostri.
Mica ci ha fatto gli occhi per guardare le tristi facce
vostre.
Mica ci ha fatto gli orecchi per ascoltare le tristi
[chiacchiere vostre.
La vostra guerra non è la nostra. Noi siamo per
l’allegria
e la grazia, ossia
la felicità.
E perché poi fate tanto fracasso? Silenzio! Taisez vous!
[Shut up!
Via!
Fatevi in là!
Basta!
Ci avete
definitivamente obiettivamente finalmente
stufato.
E voi, poveri Molti
gli infelici e stolti,
di padri infelici e stolti,
perché vi lasciate voi minorare?
Fino a quando vi metterete a servizio? Non sapete che
[a
lungo andare
la servitù non è più necessità
nè fatalità nè virtù ma
vizio?
Che aspettate a promuovervi alla vostra maggiore età?
Elsa Morante
*
¿Quién
habla en estos versos? ¿Y a quién? Este modo de hablar en poesía nace de una
división, de una oposición entre Alguien y Algún otro. Aunque intuitivamente
todo es claro, hay un modo particular en el que Elsa Morante establece los dos
frentes de la guerra moral en curso. “La canción de los F. P. y de los I. M. en
tres partes”, en la cual esta división y oposición se aclara, es uno de los
poemas que componen El mundo salvado por los chicos, publicado en 1968. Y es
de esa canción que los versos aquí transcriptos han sido sacados un poco a la
fuerza. Entonces, en la ditirámbica y maniquea poesía de Elsa Morante, la
humanidad resulta dividida en dos partes. De un lado los F. P. (Felices Pocos),
que no tienen ningún privilegio social, ni de clase, ni de casta, ni de
profesión (salvo, tal vez, ser pobres de nacimiento, o de tender
irresistiblemente a volverse pobres si por casualidad han nacido ricos). La
cualidad fundamental que distingue a los Felices Pocos, entre los cuales y con
los cuales la autora se incluye, es en definitiva la de ser reales, más reales
que los otros, los I. M., los Infelices Muchos. Y los Felices Pocos son en
realidad hermosos, incluso si para una mirada convencional puedan parecer feos.
Y son en realidad felices aun en la infelicidad, porque su dolor tiene el
privilegio de ser real, y no tristemente irreal. ¿Y dónde se encuentran estos
F. P.? Para identificarlos no hay una regla. Se pueden encontrar en cualquier
lado, “pero nunca en los altos grados de la burocracia —o en los diferentes puestos
de autoridad oficial—, por la cual siempre han padecido de una grave alergia”.
En síntesis, los Felices Pocos no tienen Poder: no lo poseen, no lo desean, no
lo entienden. Son en cambio los Infelices Muchos los que, bajo el acicate
inexorable de su fundamental Irrealidad, trabajan para tener Poder: lo desean,
lo persiguen, lo poseen, lo gestionan. Y a través del Poder y los Poderes estos
Infelices Muchos se han apoderado de la Tierra, han ocupado el Mundo. Si el
Mundo es triste e infeliz, si está enfermo de irrealidad, es porque este Poder
de los Infelices Muchos (I. M.) lo ocupa, lo organiza, lo contamina, lo
secuestra, constriñendo a todo nuevo nacido a una condición de servidumbre
viciosa, de minoridad perpetua, de amputación de las propias facultades y
libertades.
Cuando
se publicó El mundo salvado por los chicos, Pasolini escribió que su lenguaje
era “tan comunicativo que escandalizaba”. Él mismo, Pasolini, en sus últimos
escritos en poesía y en prosa, habría aprendido mucho del estilo de esta
poesía, de su escandalosa comunicatividad. La más anti-ideológica entre los
escritores, Elsa Morante, había querido escribir la poesía más “comprometida”:
escribir como un Maiakovsky que hubiera leído a Simone Weil, como un poeta
revolucionario que conoce los horrores, los monstruos de Irrealidad que son las
revoluciones. Pasolini otra vez: “El libro de la Morante es incluso un
manifiesto político […] de esa nueva izquierda que en Italia parece no poder
existir, crecer […], escrito con la gracia de la fábula, con humorismo”. ¿Era
posible una semejante empresa? Yo propongo considerar real y verdadera a esa
fábula y comenzar de nuevo a contarla: el dragón de la Irrealidad (burocracia,
tecnología idiota, partidos políticos, docencia degradada, televisión) no está
para nada muerto, sino que domina universalmente.
Alfonso Berardinelli
[Traducción de P. A.
De: Alfonso Berardinelli, Cento poeti,
Mondadori, Milano, 1991, págs. 227-229]
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