lunes, 13 de julio de 2020



Elsa Morante

Versos de El mundo salvado por los chicos
y comentario de Alfonso Berardinelli






Esta tierra no es para nada propiedad de ustedes. Desde 
                                                   [hace siglos y milenios
que tratamos de hacérselo entender.
Nuestra madre jamás nos iba a hacer para servir sus usos
Jamás nos dio los ojos para mirar sus tristes caras
Jamás nos dio los oídos para escuchar sus tristes charlas.

Su guerra no es la nuestra. Nosotros estamos de parte 
                                                                  [de la alegría
y la gracia, o sea
la felicidad.
Y luego,  ¿por qué hacen tanto ruido? ¡Silencio! Taisez 
                                                               [vous! Shut up!
¡Fuera! ¡Salgan de acá!
¡Basta!
Nos han
definitivamente objetivamente finalmente
hartado.

Y ustedes, pobres Muchos,
hijos infelices y tontos
de padres infelices y tontos,
¿por qué ustedes se dejan disminuir?
¿Hasta cuándo serán serviciales? ¿No saben que después 
                                                                      [de un tiempo
la servidumbre ya no es más necesidad
ni fatalidad ni virtud sino
vicio?
¿Qué esperan para promoverse a la mayoría de edad?

Elsa Morante

[Versión de P. A.
Córdoba, 13-VII-20]

*

Questa terra non è mica roba vostra. È da secoli e da 
                                                                      [millenni
che noi cerchiamo di farvelo capire.
Mamma nostra non ci ha mica fatto per servire agli usi 
                                                                            [vostri.
Mica ci ha fatto gli occhi per guardare le tristi facce vostre.
Mica ci ha fatto gli orecchi per ascoltare le tristi 
                                                   [chiacchiere vostre.

La vostra guerra non è la nostra. Noi siamo per l’allegria
e la grazia, ossia
la felicità.
E perché poi fate tanto fracasso? Silenzio! Taisez vous! 
                                                                         [Shut up!
Via! Fatevi in là!
Basta!
Ci avete
definitivamente obiettivamente finalmente
stufato.

E voi, poveri Molti
gli infelici e stolti,
di padri infelici e stolti,
perché vi lasciate voi minorare?
Fino a quando vi metterete a servizio? Non sapete che 
                                                               [a lungo andare
la servitù non è più necessità
nè fatalità nè virtù ma
vizio?
Che aspettate a promuovervi alla vostra maggiore età?

Elsa Morante

*

¿Quién habla en estos versos? ¿Y a quién? Este modo de hablar en poesía nace de una división, de una oposición entre Alguien y Algún otro. Aunque intuitivamente todo es claro, hay un modo particular en el que Elsa Morante establece los dos frentes de la guerra moral en curso. “La canción de los F. P. y de los I. M. en tres partes”, en la cual esta división y oposición se aclara, es uno de los poemas que componen El mundo salvado por los chicos, publicado en 1968. Y es de esa canción que los versos aquí transcriptos han sido sacados un poco a la fuerza. Entonces, en la ditirámbica y maniquea poesía de Elsa Morante, la humanidad resulta dividida en dos partes. De un lado los F. P. (Felices Pocos), que no tienen ningún privilegio social, ni de clase, ni de casta, ni de profesión (salvo, tal vez, ser pobres de nacimiento, o de tender irresistiblemente a volverse pobres si por casualidad han nacido ricos). La cualidad fundamental que distingue a los Felices Pocos, entre los cuales y con los cuales la autora se incluye, es en definitiva la de ser reales, más reales que los otros, los I. M., los Infelices Muchos. Y los Felices Pocos son en realidad hermosos, incluso si para una mirada convencional puedan parecer feos. Y son en realidad felices aun en la infelicidad, porque su dolor tiene el privilegio de ser real, y no tristemente irreal. ¿Y dónde se encuentran estos F. P.? Para identificarlos no hay una regla. Se pueden encontrar en cualquier lado, “pero nunca en los altos grados de la burocracia —o en los diferentes puestos de autoridad oficial—, por la cual siempre han padecido de una grave alergia”. En síntesis, los Felices Pocos no tienen Poder: no lo poseen, no lo desean, no lo entienden. Son en cambio los Infelices Muchos los que, bajo el acicate inexorable de su fundamental Irrealidad, trabajan para tener Poder: lo desean, lo persiguen, lo poseen, lo gestionan. Y a través del Poder y los Poderes estos Infelices Muchos se han apoderado de la Tierra, han ocupado el Mundo. Si el Mundo es triste e infeliz, si está enfermo de irrealidad, es porque este Poder de los Infelices Muchos (I. M.) lo ocupa, lo organiza, lo contamina, lo secuestra, constriñendo a todo nuevo nacido a una condición de servidumbre viciosa, de minoridad perpetua, de amputación de las propias facultades y libertades.
Cuando se publicó El mundo salvado por los chicos, Pasolini escribió que su lenguaje era “tan comunicativo que escandalizaba”. Él mismo, Pasolini, en sus últimos escritos en poesía y en prosa, habría aprendido mucho del estilo de esta poesía, de su escandalosa comunicatividad. La más anti-ideológica entre los escritores, Elsa Morante, había querido escribir la poesía más “comprometida”: escribir como un Maiakovsky que hubiera leído a Simone Weil, como un poeta revolucionario que conoce los horrores, los monstruos de Irrealidad que son las revoluciones. Pasolini otra vez: “El libro de la Morante es incluso un manifiesto político […] de esa nueva izquierda que en Italia parece no poder existir, crecer […], escrito con la gracia de la fábula, con humorismo”. ¿Era posible una semejante empresa? Yo propongo considerar real y verdadera a esa fábula y comenzar de nuevo a contarla: el dragón de la Irrealidad (burocracia, tecnología idiota, partidos políticos, docencia degradada, televisión) no está para nada muerto, sino que domina universalmente.

Alfonso Berardinelli

[Traducción de P. A.
De: Alfonso Berardinelli, Cento poeti,
Mondadori, Milano, 1991, págs. 227-229]

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