Cesare Pavese
Lo steddazzu
Lo steddazzu
El hombre
solitario se levanta
cuando el
mar está oscuro todavía
y las estrellas
ya vacilan. Sube
un tibio
aliento de la orilla, donde
está el lecho
del mar, que hace más suave
nuestra
respiración. Ésta es la hora
en la que
nada puede suceder.
Hasta la
pipa entre los dientes pende
apagada.
Es nocturno el rumor sumergido.
El hombre
solo enciende un gran fuego de ramas,
lo mira
enrojecer la tierra. El mar también
será,
dentro de poco, un fuego deslumbrante.
No hay
cosa más amarga que el alba de los días
en los
que nada ocurrirá. No hay cosa
más
amarga que la inutilidad.
En el
cielo, cansada, hay una estrella
que
pende, sorprendida por el alba, turquesa.
Mira el
mar aún oscuro y la mancha del fuego
junto al
cual se calienta, por hacer algo, el hombre;
mira y
sale del sueño entre turbias montañas
con su
lecho de nieve. La lentitud de la hora
es
despiadada para quien ya no espera nada.
¿Vale la
pena que el sol se alce del mar
y comience
la larga jornada? Si mañana
volverá
el alba tibia con la diáfana luz
y será
como ayer y nunca nada
sucederá.
El hombre solitario
sólo
quiere dormir. Cuando la última estrella
en el
cielo se apaga, lentamente
toma el
hombre la pipa, la prepara y la enciende.
Cesare Pavese
[Versión
de P. A.
Córdoba,
20-III-19]
*
Lo steddazzu
L’uomo solo si leva che il mare è ancor buio
e le stelle vacillano. Un tepore di fiato
sale su dalla riva, dov’è il letto del mare,
e addolcisce il respiro. Quest’è l’ora in cui nulla
può accadere. Perfino la pipa tra i denti
pende spenta. Notturno è il sommesso sciacquío.
L’uomo solo ha già acceso un gran fuoco di rami
e lo guarda arrossare il terreno. Anche il mare
tra non molto sarà come il fuoco, avvampante.
Non c’è cosa più amara che l’alba di un giorno
in cui nulla accadrà. Non c’è cosa più amara
che l’inutilità. Pende stanca nel cielo
una stella verdognola, sorpresa dall’alba.
Vede il mare ancor buio e la macchia di fuoco
a cui l’uomo, per fare qualcosa, si scalda;
vede, e cade dal sonno tra le fosche montagne
dov’è un letto di neve. La lentezza dell’ora
è spietata, per chi non aspetta più nulla.
Val la pena che il sole si levi dal mare
e la lunga giornata cominci? Domani
tornerà l’alba tiepida con la diafana luce
e sarà come ieri e mai nulla accadrà.
L’uomo solo vorrebbe soltanto dormire.
Quando l’ultima stella si spegne nel cielo,
l’uomo adagio prepara la pipa e l’accende.
Cesare Pavese
[“Steddazzu”,
en dialecto calabrés, es Venus, el lucero del alba. El poema corresponde al
período en que Pavese vivió como confinado político en Brancaleone Calabro, un pueblo junto al Mar Jónico, período recreado en su ‘nouvelle’ Il carcere, de Prima che il gallo canti, donde Stefano, el protagonista, tiene
costumbres semejantes a la del personaje de este poema].
¡Excelente versión!
ResponderEliminarMaravilloso poema querido Pablo !! Y el sacudón que nos provoca en el corazón al leerlo. Gracias grande! Más bendiciones para tus días y tu obra. Alfredo Lemon
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