jueves, 4 de noviembre de 2010

Alfonso Gatto
(1909-1976)

LA MANO


[Detalle de "L'Annunziata" de Antonello da Messina]


LA MANO


Ora che tutto è certo si fa ambigua
la speranza del tempo, la paura
d’averlo già fermato ad un’esigua
soglia di luce nella stanza oscura.

Ma questo conta: il limite, la mano
che ci distingue, il battere vicino
del cuore. Il cuore non è più lontano
complice e solo: tinto dal suo vino

dalla sua feccia, non è più che umano.


[Da Giornale di due inverni,
1943-‘44 / 1964-’65]



*


LA MANO


Hoy que todo es verdad se vuelve ambigua
la esperanza del tiempo, ese temor
de haberlo detenido ya en la exigua
franja de luz en negra habitación.

Pero esto cuenta: el límite, la mano
que nos distingue, ese latir vecino
del corazón. Ya no está más lejano,
cómplice y solo: henchido de su vino,

de su hez, el corazón no es más que humano.


[De Giornale di due inverni,
1943-‘44 / 1964-’65]



(Opción para la primera estrofa:


"Hoy que todo es verdad se vuelve ambigua
la esperanza del tiempo, aquella angustia
de haberlo detenido ya en la exigua
franja de luz en una pieza oscura."


O bien, para los amantes a ultranza de la rima consonante:

"la esperanza del tiempo, la pavura...").


Versión de P. A.
Alta Gracia, 2010.

4 comentarios:

  1. ¡Che, el amante a ultranza sos vos!!! Aunque confieso que pavura me encanta; suelo utilizarla y de vez en cuando importo del italiano palabras que me son gratas (si el DRAE acepta saudade, ¿por qué no lontano, por ejemplo?

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  2. O primo (=primero), caro, lontano.
    (hablando del DRAE, acabo de comprobar que el viejo argentinismo ciruja no figura, pero sí varios yuyos de Catamarca, como ironizaba Borges)

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  3. Jaja. Me imaginé, Juan Carlos, que algunos lectores atentos pensarían lo que vos pensaste. Pero no, esa imagen de mí como amante a ultranza de la métrica y la rima es una imagen distorsionada, resultado de largas polémicas en que me ha tocado hacer de abogado del diablo (¡el diablo = el cuidado de la forma!). Lo cierto es que si tengo que elegir entre lograr un matiz expresivo o perderlo para mantener una rima consonante, no lo dudo: pierdo la rima. De hecho, en mi propia poesía prefiero la métrica fluctuante y, en el caso de que lleve rima, la rima asonante más o menos 'casual'. Distinto es en el caso, por cierto, en el que uno adopta estructuras cerradas como el soneto, aunque también he escrito sonetos en verso blanco, o con mezcla de distintos versos impares, o con rima asonante en vez de consonante. De todas maneras, es siempre difícil generalizar: hay que evaluar qué se pierde y qué se gana en cada caso.
    En cuanto a las palabras, la verdad es que normalmente rehuyo términos que (me) suenen demasiado 'literarios' o inusuales, más aún si parecen forzados por la rima. Pero tampoco sobre esto se puede generalizar: hay que ver caso por caso; "lapizlázuli", digamos, puede ser en algún verso la palabra justa, esa que hace falta incluso para darle una cierta extrañeza al conjunto. Igualmente, la transposición "en lenguaje poético" que hace el alumno Pérez de la frase "Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa", en los apuntes de Juan de Mairena, o sea, "Lo que pasa en la calle", me parece justa.
    En las traducciones se suma otra cuestión: lo que el autor del original prefería, que uno como traductor tendría que intentar captar en la versión al propio idioma.
    Un abrazo, Pablo.

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  4. P.S.: En este instante llega a casa Ricardo Herrera con un flamante libro de traducciones de Gesualdo Bufalino, le comento de tu observación, y me muestra un verso que dice "Scopre in un grembo caldo la paura", que él ha traducido: "Sorprende en tibio pubis la pavura". Suena bien, ¿no?

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