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sábado, 27 de febrero de 2010


Arnaut Daniel en la Argentina


[Escuela de trovadores, tapiz del siglo XV]


En la Revista Ñ última (27-02-10), en la página “Ficciones”, que todos los sábados presenta un relato breve y una selección poética, el poeta elegido para esta edición ha sido Arnaut Daniel, en una muestra de nuevas versiones realizadas en el país. Se transcribe casi completa (falta sólo la penúltima estrofa) la canción que comienza “Ab gai so cundet e leri”, con la siguiente nota introductoria: “Nuevas versiones del mayor poeta provenzal y uno de los mayores de la Edad Media acreditan esta publicación. La traducción de sus canciones completas fue hecha por los argentinos Jorge Salvetti y Darío Rojo para un proyecto editorial que fracasó. De todos modos, constituye un acontecimiento en nuestras letras. Arnaut Daniel fue elogiado por Dante Alighieri y traducido, a su modo, por Ezra Pound.”

Luego de tal presentación, era grande la expectativa ante esta inédita traducción argentina de uno de los poetas más difíciles, sutiles y musicales de la lírica trovadoresca. Dante lo define en la Commedia, por boca de Guido Guinizelli, como “il miglior fabbro del parlar materno” (el mejor artesano de la lengua materna, expresión a la que T. S. Eliot daría nueva fama en el siglo XX al dedicarle en esos términos The Waste Land a su amigo Ezra Pound), y Francesco Petrarca, en su Trionfo d’Amore, lo llama “gran maestro de amor”, agregando que “a su tierra aún le hace honor con su decir extraño y bello” (“Fra tutti il primo Arnaldo Daniello, / Gran maestro d'amore, ch'a la sua terra / Anchor fa onor col suo dir strano e bello”). A Arnaut Daniel, como se sabe, se le atribuye la creación de ese riguroso tipo compositivo denominado Sextina, integrado por siete estrofas de versos endecasílabos (seis estrofas de seis versos y una estrofa final de tres), cada uno de los cuales termina con una palabra clave que se reitera en diferente orden en las demás estrofas; todas las palabras claves luego tienen que aparecer en el terceto conclusivo. Es un modelo métrico que tendrá en el futuro extraña fortuna (Dante, en sus Rime, escribió con ese arduo modelo uno de sus poemas más bellos, aquel que comienza “Al breve giorno e al gran cerchio d’ombra…”) y que llegará hasta la poesía moderna en distintas lenguas (Giuseppe Ungaretti y Robert Lowell, entre otros, compusieron sextinas). Tal estructura poética, que supone un complejo juego de alusiones y un desafío estilístico que roza el virtuosismo, hace honor a la maestría formal del poeta mayor del "trobar clus".


[Giuseppe Ungaretti]


Pues bien, leamos las cuatro primeras estrofas de la muestra de esa traducción que Ñ define como “un acontecimiento en nuestras letras”:

I
Con alegre son, grácil y gentil
hago palabras, las tallo y cepillo,
que serán verdaderas y ciertas
cuando les haya pasado la lima,
pues Amor sin demora suaviza y dora
mi cantar que surge de ella
a quien Mérito sostiene y gobierna.

II
Cada día mejoro y me esmero
pues amo y venero a la más gentil
del mundo, se los digo abiertamente:
suyo soy del pie hasta la cima,
y aunque sopla el viento frío,
el amor que en el corazón me llueve
me tiene caliente donde más invierna.

III
Mil misas oigo y ofrezco
y enciendo luz de cera y aceite
para que Dios me dé buena puntería,
con ella con la que no me vale la esgrima;
y cuando miro su cabello dorado
el cuerpo que tiene, grácil y joven,
la amo más que a quien me diese Lucerna.

IV
Tanto la amo de corazón y la quiero
que por demasiado querer creo quitármela
si por mucho amar algo se pierde,
pues su corazón vuela siempre
sobre el mío y no se aleja:
en verdad, tanta usura hizo de esto
que hasta tiene taller y taberna.

Creo que como muestra es suficiente. Los traductores, evidentemente, han optado por dejar de lado la rima (en el original, el primer verso de la primera estrofa rima con el primer verso de la segunda, y así sucesivamente) y han decidido dejar de lado la métrica. Es una pérdida grande, tratándose de la poesía trovadoresca (recordemos que, por lo general, las canciones tenían acompañamiento musical, y la cadencia era una dimensión fundamental de sus textos). Esta pérdida, sin embargo, podría pensarse, les permitiría darle a la traducción una mayor naturalidad y precisión expresiva. Extrañamente, tampoco eso ocurre. O bien incurren en errores gramaticales, tal como “se los digo abiertamente” (por “se lo digo abiertamente”), o en fealdades forzadas, difíciles de justificar en buen castellano, del tipo de “me tiene caliente donde más invierna [sic]” o “que por demasiado querer creo quitármela”.

En fin, sin la pericia musical que caracteriza a la lírica de Arnaut Daniel, y sin su gracia expresiva, “il miglior fabbro” suena en nuestro idioma como un aprendiz más bien chambón. A esto una de las revistas culturales más importantes de la Argentina lo llama “un acontecimiento en nuestras letras”. Es, sin duda, un “acontecimiento” significativo: tristemente significativo del estado del arte de la poesía (¿y de la crítica sobre ella?) en el país.

Cuando Dante encuentra a Arnaut Daniel en el Purgatorio (Canto XXVI, vv. 136-148), éste le dice en provenzal: “Yo soy Arnaut, que llora y va cantando”, y al despedirse le encomienda: “¡sovenha vos a temps da ma dolor!” Recordar su dolor es recordar el canto en que se ha modulado, sin el cual su memoria no perduraría hasta hoy. Se diría que, en el purgatorio de las prosaicas traducciones argentinas, el poeta sigue vagando, pero ya no canta, sino que sólo llora.


[Arnaut Daniel]