viernes, 15 de mayo de 2020



Mario Perone

Dos poemas




Hace una semana murió Mario Perone (San Justo, Santa Fe, 29 de julio, 1929 – Rosario, Santa Fe, 8 de mayo, 2020), uno de esos casos de autores “raros”, “escondidos”, en la poesía argentina. Supongo que en Rosario, donde vivía, habrá sido bien conocido, pero al menos yo recién me enteré de su existencia y de su poesía hace unos pocos años, gracias a Facebook, donde leí sus poemas y sus agudas observaciones y meditaciones sobre la vida cotidiana. En su escritura poética coexisten los poemas en medidos versos libres y en sonetos de tono expresivo natural y sentida reflexión existencial. Que yo sepa, no publicó ningún libro, y me habría alegrado mucho editar en la colección “Fénix” una antología de su obra poética y de su prosa aforística. Publiqué, sí, una selección de poemas en el número 28-29 de la revista, en julio de 2017, para la cual me envió la siguiente brevísima noticia biobibliográfica: “Escritor aficionado desde la adolescencia, realizó estudios incompletos de Arquitectura en Rosario, fue colaborador en el Suplemento Literario de La Capital y asiduo autor de “Contratapas” en Rosario 12. Ha obtenido numerosos premios en concursos de poesía de todo el país.” Para mi tristeza, el ejemplar de la revista que le envió la editorial por correo nunca llegó a sus manos. Aquí un par de aquellos hermosos poemas, entrañables como su autor, incluidos en el número de Fénix.


Mi mano elige...

mi mano elige
una indiferente tiza blanca
traza en el seco suelo duro
alrededor de mi sombra
un círculo perfecto

desde entonces
―exactamente desde mi nacimiento―
espero que alguien
o algo
―ángel
casualidad
tormenta
destino
objeto
imagen
recuerdo
sueño
persona―
o tal vez sólo tiempo
se decida a prestarme su ayuda
para escapar
de aquí

*

Sueño

1

Sueño. Suelo sentir que estoy soñando,
que te sueño sentada en la penumbra
y esa lámpara frágil que te alumbra
tu perfil va esfumando.

También suelo esperar. Sigo esperando.
Mi cara a tu mirada se acostumbra,
mi cuerpo en tu reflejo se deslumbra
y tu voz va callando.

Y sueño que mi brazo no te alcanza
y corres hacia la desesperanza
y mi amor no te toca.

Sueño pequeño, sueño desolado,
sus cosas son las cosas del pasado
pero no se equivoca.


2

Ese viento de ayer vendrá mañana,
arrastrará las hojas que han caído,
las que hoy están cayendo y las que han sido
sólo un fugaz reflejo en mi ventana.

La eternidad del viento, su liviana,
temible y alta fuerza no ha perdido
su mágico dominio. Su bramido
castiga la endeblez de mi persiana.

Viento y tiempo. Misterios semejantes,
barren todo: cenizas y diamantes,
y mutan la esperanza en desconcierto.

La eternidad sólo a ellos pertenece.
A su paso, el pájaro enmudece.
Lo que ayer fue inmortal, hoy está muerto.


Mario Perone

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