Ellas
I
“Fugitive
beauté…”
Baudelaire
Ah,
cuántas veces te habrás dicho
En
una mesa de café a la calle
A
solas, en silencio, o al azar
De
la corriente humana en una
U
otra ciudad cualquiera, al ver
Una
figura, un rostro, una mirada
Inolvidable,
aquellos versos tristes
De
Baudelaire a una mujer que pasa.
Ésta
pasó, y la otra, y otra más,
Todas
pasaron con su encanto
Y
su secreto único
Y
se perdieron en la multitud.
Nunca
a ninguna la volviste a ver
Y
no podrías recordar sus ojos
Memorables,
su cara o su figura:
Sólo
te quedan, cada vez, los versos
Murmurados
a solas, para sí,
Que
dedicó un poeta hace dos siglos,
En
una calle de París,
A
una mujer desconocida.
II
“I have heard
the mermaids singing...”
T. S. Eliot
Qué maravilla
extraña la belleza
Femenina: unos
ojos, un perfil
Delicado,
expresivo, un cuello frágil,
Unos hombros
con forma de caricia
Cóncava, la
figura que fascina
Como esa vaga
música en las costas
Fascinaba a los
viejos navegantes
—Duelen
físicamente, en el estómago.
Debería
bastarnos su visión,
Como quien ve
una estatua o un retrato,
Tan sólo que
respira… Pero no,
Como el canto a
los hombres en las bordas,
Ni la visión ni
la audición nos bastan:
Duele alejarse,
sordos, de su encanto,
Duele si ella,
fugaz, desaparece
Por siempre en
el oleaje de las calles,
Y duele, al
fin, también, ver los despojos
Que van a la
deriva, aquí y allá,
Los maderos que
fueron nuestra vida
Flotar entre
las rocas y la espuma.
P. A.
[Córdoba, 2014]