lunes, 29 de marzo de 2010

Cesare Pavese
(1908-1950)

DOS POEMAS PÓSTUMOS




Passerò per Piazza di Spagna


Sarà un cielo chiaro.
S’apriranno le strade
sul colle di pini e di pietra.
Il tumulto delle strade
non muterà quell’aria ferma.
I fiori spruzzati
di colori alle fontane
occhieggeranno come donne
divertite. Le scale
le terrazze le rondini
canteranno nel sole.
S’aprirà quella strada,
le pietre canteranno,
il cuore batterà sussultando
come l’acqua nelle fontane –
sarà questa la voce
che salirà le tue scale.
Le finestre sapranno
l’odore della pietra e dell’aria
mattutina. S’aprirà una porta.
Il tumulto delle strade
sarà il tumulto del cuore
nella luce smarrita.

Sarai tu – ferma e chiara.



[Torino, 28 marzo 1950]




Pasaré por Plaza de España


Será un cielo claro.
Las calles se abrirán
sobre el monte de pinos y de piedra.
El tumulto en las calles
no variará la calma de ese aire.
Las flores salpicadas
de color en las fuentes
parpadearán como mujeres
risueñas. Escaleras
terrazas golondrinas
cantarán en el sol.
Se abrirá aquella calle,
las piedras cantarán,
latirá el corazón estremecido
como el agua en las fuentes –
ésta será la voz
que subirá por tu escalera.
Las ventanas sabrán
el olor de las piedras y del aire
matutino. Una puerta se abrirá.
El tumulto en las calles
y en la luz extraviada
el tumulto también del corazón.

Serás tú – firme y clara.



[Turín, 28 de marzo de 1950]


*

I mattini passano chiari…


I mattini passano chiari
e deserti. Così i tuoi occhi
s’aprivano un tempo. Il mattino
trascorreva lento, era un gorgo
d’immobile luce. Taceva.
Tu viva tacevi; le cose
vivevano sotto i tuoi occhi
(non pena non febbre non ombra)
come un mare al mattino, chiaro.

Dove sei tu, luce, è il mattino.
Tu eri la vita e le cose.
In te desti respiravamo
sotto il cielo che ancora è in noi.
Non pena non febbre allora,
non quest’ombra greve del giorno
affollato e diverso. O luce,
chiarezza lontana, respiro
afanoso, rivolgi gli occhi
immobili e chiari su noi.
È buio il mattino che passa
senza la luce dei tuoi occhi.


[Torino, 30 marzo 1950]


[Constance Dowling, la actriz norteamericana
a la que Pavese dedica sus últimos poemas]



Las mañanas transcurren luminosas…


Las mañanas transcurren luminosas
y desiertas. Así también tus ojos
se abrían en un tiempo. La mañana
pasaba lentamente, era un abismo
de quieta luz. Callaba.
Tú, viva, callabas; las cosas
vivían al amparo de tus ojos
(sin pena sin fiebre sin sombra)
como un mar de mañana, luminoso.

Donde tú estás, luz, está la mañana.
Tú eras la vida, eras las cosas.
En ti despiertos respirábamos
bajo el cielo que aún está en nosotros.
Entonces no había pena, no había fiebre,
ni esta sombra pesada de los días
tumultuosos y ajenos. Claridad
lejana, oh luz, aliento
anhelante, otra vez vuelve tus ojos
claros e inmóviles sobre nosotros.
Sombría es la mañana cuando pasa
sin la luz de tus ojos.


[Turín, 30 de marzo de 1950]

[Constance Dowling y Cesare Pavese, en 1950]

De Poesie del disamore
e altre poesie disperse
(Einaudi, Turín, 1982)

Versiones de P. A.
Córdoba, 2009

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