Umberto Saba
La niña
La niña
Quien hoy te vea, ve una primavera,
un extraño arbolito,
que no da flores sino frutos.
Un día te cortaban el cabello:
entre el verdugo estabas y mamá,
estabas toda rígida y proterva,
como un áspero chico bajo el látigo,
roja la cara de vergüenza y rabia,
casi empañado el brillo de tus ojos;
y creo que temblaban tus rodillas
de la tristeza que sentías.
Y luego, con qué orgullo recogías
el tesoro perdido,
aquel bien tuyo, espléndido, caído,
tu larga cabellera.
Yo te acerqué un espejo. Entre la oscura
melena, la belleza de tu rostro
resaltaba como un redondo fruto.
Umberto Saba
[Versión de P. A.
Córdoba, 01-X-20]
*
La
fanciulla
Chi vede te vede una
primavera,
uno strano arboscello, che
non reca
fiori, ma frutta.
Un giorno ti tagliavano i
capelli.
Stavi, fra il tuo carnefice e
la mamma,
stavi ritta e proterva;
quasi un aspro garzon sotto
la verga,
a cui le guance ira e
vergogna infiamma,
luccicavano appena i tuoi
grandi occhi;
e credo ti tremassero i
ginocchi
dalla pena che avevi.
Poi con quale fierezza
raccoglievi
quel tesoro perduto,
quel magnifico tuo bene
caduto,
i tuoi lunghi capelli.
Io ti porsi uno specchio.
Entro la bruna
chioma vi tondeggiava il tuo
bel volto
come un polposo frutto.
Umberto
Saba
[De “Trieste e una donna”,
Canzoniere,
Einaudi, Torino, 1961]