viernes, 25 de mayo de 2012


Poetas rusos
        (Canción)


Whisky y tabaco,
Gin y tabaco,
Vodka y tabaco,
Leo y traduzco
Tarde en la noche
A mis queridos
Poetas rusos.
Es claro, entonces,
Que moriré
De un enfisema
O una cirrosis,
O de tristeza
Por el destino
De los poetas
Y por la historia
Que es un mal sueño
Que no termina
Al despertar,
Que es ese cuento
Lleno de furia
Y de gemidos
Que cuenta un loco
O algún bufón
Para que ría
Un triste Dios.

Whisky y tabaco,
Gin y tabaco,
Vodka y tabaco,
Cuando me muera
De un enfisema
O una cirrosis,
No habrá un lamento:
Me iré contento
Porque en las noches
Solas de invierno
Leí y traduje
Para deleite
De un Dios sin sueño,
De un Dios absurdo,
A mis queridos,
A mis amados
Poetas rusos.




P. A.
Córdoba, 14-V-12

4 comentarios:

  1. Tiene que ser una droga porque siempre anda entre ellas ???

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  2. Poema convincnte, esos finales suelen ser un exceso de tristeza

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  3. Qué final más simpático, de algún modo, eso de haberse dedicado a traducir poetas rusos, digo, como consuelo o compensación. Es inesperado... o me estoy perdiendo de algo. En todo caso, es ocurrente.

    Con respecto a lo de abusar del alcohol y del tabaco, usted, de verlo, pareciera sobrellevarlo dignamente: le comento que cierta señorita ha elogiado su atuendo, el modo distinguido de portarlo. Otra lo ve a usted como a un perfecto, pulcro dandy cordobés. No es poco: hay quienes se abandonan sin más, decididamente y como sin darse cuenta, hay quienes necesitan abandonarse, cosa que suele ir aparejada a practicar los mencionados vicios bien bien a fondo; sin saber del todo o a ciencia cierta qué lleva a qué: si lo primero a lo segundo o si es al revés. Ánimo, entonces (y hasta, volviendo a su consuelo o compensación, estaría de más decirlo).

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  4. Gracias, Anónimo/a, por su premurosa preocupación. Gracias asimismo, Clelia, por su lectura y su benévolo juicio. Y gracias, en fin, Pablo-Tamarit, por tu opinión generosa y tus ánimos. Me hiciste acordar a mi hermano-por-consanguinidad-poética Alejandro Bekes, quien suele decirme: “¡Ánimo, amigo, que ya está todo perdido!” Y me hizo reír lo que me contás acerca de los comentarios de esas señoritas (te ruego que les transmitas también mi gratitud), pero mi atuendo, en realidad, tiende a ser siempre el mismo, menos por estrechez que por eludir los dilemas de la diaria elección. Pulcritud, puede ser, por aquello que se le atribuye a Keats, quien se vestía con sus mejores ropas toda vez que lo asediaba el desánimo, como una manera de levantar el espíritu. Y vuelvo aquí a la premura anónima, a los poetas rusos, la poesía en general, el alcohol y el tabaco: me ayudan a vivir. De cualquier manera, creo que no hay en lo mío, afortunadamente, voluntad ni necesidad de abandono. Saber que por las noches me espera un vaso de gin, whisky o vodka (¡tampoco es que me bajo media botella!), una pipa y un libro para leer o traducir, ya me da una ilusión parecida a la felicidad.

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