Poetas rusos
(Canción)
Gin y tabaco,
Vodka y tabaco,
Leo y traduzco
Tarde en la noche
A mis queridos
Es claro, entonces,
Que moriré
De un enfisema
O una cirrosis,
O de tristeza
Por el destino
De los poetas
Que es un mal sueño
Que no termina
Al despertar,
Que es ese cuento
Lleno de furia
Y de gemidos
O algún bufón
Para que ría
Un triste Dios.
Whisky y tabaco,
Gin y tabaco,
Vodka y tabaco,
Cuando me muera
O una cirrosis,
No habrá un lamento:
Me iré contento
Porque en las noches
Solas de invierno
Leí y traduje
Para deleite
De un Dios sin sueño,
De un Dios absurdo,
A mis queridos,
A mis amados
Poetas rusos.
P. A.
Córdoba, 14-V-12
Tiene que ser una droga porque siempre anda entre ellas ???
ResponderEliminarPoema convincnte, esos finales suelen ser un exceso de tristeza
ResponderEliminarQué final más simpático, de algún modo, eso de haberse dedicado a traducir poetas rusos, digo, como consuelo o compensación. Es inesperado... o me estoy perdiendo de algo. En todo caso, es ocurrente.
ResponderEliminarCon respecto a lo de abusar del alcohol y del tabaco, usted, de verlo, pareciera sobrellevarlo dignamente: le comento que cierta señorita ha elogiado su atuendo, el modo distinguido de portarlo. Otra lo ve a usted como a un perfecto, pulcro dandy cordobés. No es poco: hay quienes se abandonan sin más, decididamente y como sin darse cuenta, hay quienes necesitan abandonarse, cosa que suele ir aparejada a practicar los mencionados vicios bien bien a fondo; sin saber del todo o a ciencia cierta qué lleva a qué: si lo primero a lo segundo o si es al revés. Ánimo, entonces (y hasta, volviendo a su consuelo o compensación, estaría de más decirlo).
Gracias, Anónimo/a, por su premurosa preocupación. Gracias asimismo, Clelia, por su lectura y su benévolo juicio. Y gracias, en fin, Pablo-Tamarit, por tu opinión generosa y tus ánimos. Me hiciste acordar a mi hermano-por-consanguinidad-poética Alejandro Bekes, quien suele decirme: “¡Ánimo, amigo, que ya está todo perdido!” Y me hizo reír lo que me contás acerca de los comentarios de esas señoritas (te ruego que les transmitas también mi gratitud), pero mi atuendo, en realidad, tiende a ser siempre el mismo, menos por estrechez que por eludir los dilemas de la diaria elección. Pulcritud, puede ser, por aquello que se le atribuye a Keats, quien se vestía con sus mejores ropas toda vez que lo asediaba el desánimo, como una manera de levantar el espíritu. Y vuelvo aquí a la premura anónima, a los poetas rusos, la poesía en general, el alcohol y el tabaco: me ayudan a vivir. De cualquier manera, creo que no hay en lo mío, afortunadamente, voluntad ni necesidad de abandono. Saber que por las noches me espera un vaso de gin, whisky o vodka (¡tampoco es que me bajo media botella!), una pipa y un libro para leer o traducir, ya me da una ilusión parecida a la felicidad.
ResponderEliminar