jueves, 17 de mayo de 2012

Robert Lowell

MARIDO Y MUJER


[Robert Lowell y Elizabeth Hardwick]



Marido y mujer


Domados por el Miltown, yacemos en la cama
de mi madre; nos tiñe de rojo el sol naciente
como a guerreros; brillan los barrotes dorados
a plena luz, fervientes, ya casi dionisíacos.
Al fin verdean los árboles en la calle Malborough,
nuestro magnolio en flor enciende la mañana
con blancura asesina, que dura cinco días.
Te tomé de la mano toda la noche, como
si hubieras enfrentado por cuarta vez el reino
de los locos ―sus frases repetidas, sus ojos
homicidas― e ileso me arrastraras a casa…
Oh, mi Petite, de Dios la más clara criatura,
toda aire y nervio aún: tenías veinte años
y yo, en un tiempo, el vaso en una mano
y el corazón en la garganta, había bebido
más que los Rahv en el calor
de Greenwich Village, y caí a tus pies―
tan tímido, tan ebrio, tan con cara
de póquer, como para dar un paso,
mientras la lengua aguda
de tu invectiva traspasaba
las tradiciones del antiguo Sur.

Doce años han pasado y ahora me das la espalda.
Insomne, abrazas
tu almohada contra el cuerpo igual que cuando niña;
tu diatriba gastada―
amorosa, veloz y despiadada―
rompe como el Océano Atlántico en mis sienes.


[De Life Studies, 1959]


Versión de Pablo Anadón
Córdoba, 9-II-12


*


Man and wife


Tamed by Miltown, we lie on Mother's bed;
the rising sun in war paint dyes us red;
in broad daylight her gilded bed-posts shine,
abandoned, almost Dionysian.
At last the trees are green on Marlborough Street,
blossoms on our magnolia ignite
the morning with their murderous five day's white.
All night I've held your hand,
as if you had
a fourth time faced the kingdom of the mad - 
its hackneyed speech, its homicidal eye - 
and dragged me home alive. . . . Oh my Petite,
clearest of all God's creatures, still all air and nerve:
you were in your twenties, and I, 
once hand on glass
and heart in mouth,
outdrank the Rahvs in the heat
of Greenwich Village, fainting at your feet - 
too boiled and shy
and poker-faced to make a pass,
while the shrill verve
of your invective scorched the traditional South.

Now twelve years later, you turn your back.
Sleepless, you hold
your pillow to your hollows like a child,
your old-fashioned tirade - 
loving, rapid, merciless - 
breaks like the Atlantic Ocean on my head. 


[Life Studies, 1959]




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