"Para empezar mi vida
estoy como a la espera de un prodigio."
Fernández Moreno
estoy como a la espera de un prodigio."
Fernández Moreno
Para empezar mi vida
Estoy como a la espera de un prodigio,
Me dijiste, y no supe
Reconocer la voz
Querida del maestro
Que me hablaba en tu voz.
Me consuelo pensando que tal vez
En algo así consista
El prodigio esperado:
Escuchar las palabras más sabidas
Como si nunca antes
Hubieran sido pronunciadas.
Un prodigio, que el mundo hable de nuevo
A través de tus labios, en tu voz.
Estoy como a la espera de un prodigio,
Me dijiste, y no supe
Reconocer la voz
Querida del maestro
Que me hablaba en tu voz.
Me consuelo pensando que tal vez
En algo así consista
El prodigio esperado:
Escuchar las palabras más sabidas
Como si nunca antes
Hubieran sido pronunciadas.
Un prodigio, que el mundo hable de nuevo
A través de tus labios, en tu voz.
[De Estudios de la luz, Poesía 2005-2007,
Editorial Pre-textos, Valencia, en prensa]
Leo con emoción el poema y miro la imagen y me pregunto si el motivo de incluirlo en el blog es celebratorio o elegíaco. Votando porque sea lo primero, dejo estas líneas desde Roma, después de un día increíble y añorando a mis queridos amigos. Lindo sería andar por estas calles llenas de eternidad, acompañado también por ustedes.
ResponderEliminarQuerido hermano: Era propiciatorio... Qué hermoso sería, sí, recorrer juntos esas calles de paredes ocres, atardecidas; subir las escalinatas de la Piazza di Spagna luego de visitar la casa donde estuvo Keats; asomarnos al Tíber bajo las hojas de los plátanos de octubre... Ah, qué nostalgia. Pero estamos allá, con ustedes, acompañándolos con nuestro cariño. Un abrazo grande.
ResponderEliminarPablo: interesante plantear una doble voz en el poema. Arriba, al comienzo y como punto de ignición la del maestro (F. Moreno en este caso).
ResponderEliminarY abajo, la del yo lírico que
toma el compromiso de sostenerla como si todo estuviera por ser nombrado otra vez (o por última vez).
Quizá ése sea verdadero el prodigio de todo maestro: saber cuándo dejar que las palabras pasen a otros labios y sean -por suerte- transformadas.
Gracias, Hernán, por tu comentario. El prodigio de la poesía y del amor, en efecto, parecieran coincidir en ese punto: renovar la percepción del mundo, la vida misma, volviendo extraño y asombroso aun lo más conocido ("la vieja vida, en orden tuyo y nuevo", para decirlo con las palabras de otro maestro). Un abrazo, Pablo.
ResponderEliminarLo han dicho todo en los comentarios anteriores. Yo sólo decir que cuando una lágrima se posa en el corazón, hace un agujero donde algo bello crecerá. Esa es la poesía que mantiene arriba el espíritu. Gracias Pablo por tu voz y tu persona.
ResponderEliminarLily Chavez
Gracias a vos, Lily, por tus generosos comentarios. Un abrazo, Pablo.
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