1. La taza azul
A Mariana
A esta tacita de café
Del mediodía y de la medianoche
Algún otro poeta de más genio
Debería escribirle su elogio merecido.
A mí el aliento
Apenas si me alcanza
Para decir el sorbo de alegría
Que le agrega a mi vida diariamente:
Un poco de café
Con su hebra vaga de humo,
Y el alma sin sosiego se hace amiga
Del tiempo, de las horas sin sentido.
(Si además el pocillo
Llega en las manos de una niña,
Ya se parece a la felicidad).
2. Leña cortada
A Francisco
The fact is the sweetest dream that labor knows.
The fact is the sweetest dream that labor knows.
R. F.
Por la tarde cortamos
Con el hijo mayor, hombro con hombro,
Bajo la luz inhóspita de julio,
Los leños que han ardido en la penumbra
De la casa a lo largo de estas horas.
Te comprendo mejor, viejo poeta
De New Hampshire: la llama y el calor
Que hemos ganado con fatiga
Entibian tanto el cuerpo como el alma.
Al rumor de la lumbre, el desamparo
Del invierno se tiende, se acurruca
Como un perro cansado, y se adormece.
(Por los vidrios, la noche
Constelada parece sonreír
No sé si irónica o piadosamente).
3. Las flores del baldío
A Irene
Hoy la hija me trajo ese manojo
De flores del baldío
Y ahora, en una copa cristalina,
Aroman en el centro de este cuarto
Donde las horas pasan en silencio.
Hija mía, yo sé que ya conoces
Qué es el dolor, este dolor
Sin causa, sin sentido,
Sé que sufres también en tu silencio.
En esta noche, en que muy bien podría
Sin pena por mí mismo desprenderme
De mí, como se ahuyenta con la mano
A una mosca que ronda por la frente,
La ternura irisada de tu ramo
Me ha traído una gota de sosiego.
Acuérdate algún día de las flores
Que a tu padre le dieron la alegría
De saberse querido: sólo vale
Haber dado a otro ser esa rara certeza.
P.A.
(Del libro Estudios de la luz, Poesía 2005-2007,
Editorial Pre-textos, Valencia, España, en prensa)
Cuánta belleza y tierna quietud. Felicitaciones, Pablo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Griselda, me alegran tus palabras. Un abrazo, Pablo.
ResponderEliminar