ROBERT LOWELL
Como un plátano a orillas del agua
“As a plane tree by the water” pertenece al primer período de la obra de Robert Lowell (Boston, 1917- Nueva York, 1977), caracterizado por una preocupación religiosa de entonación profética y una visión profundamente negativa sobre la condición del hombre en la contemporaneidad; en la artesanía compositiva, distingue a esta etapa su concienzudo trabajo con la métrica y la rima, el recurso a las estructuras cerradas (retoma, por ejemplo, la medieval sextina), como quien busca encontrar o crear a toda costa un orden en medio de la dispersión. Es un orden, sin embargo, que trasunta la tensión de los fuertes contrastes de las tribulaciones del ánimo del poeta, adoptando a menudo giros y antítesis más próximos del retorcimiento barroco que de cualquier sereno clasicismo.
El título del poema está tomado de un episodio del Eclesiástico, “Elogio de la sabiduría”, en el que se describe a través de una serie de comparaciones las gracias de la sabiduría divina. Reza el versículo en cuestión: “Como hermoso olivo en la llanura, / como plátano junto a las aguas” (Eclesiástico, 24, 19).
Vale la pena, creo, transcribir el conjunto en el que está inserto, de notable gracia y sensualidad figurativa (más notable aún por hablar de algo tan inasible, aparentemente, como la sapiencia), con trazo digno del autor del Cantar de los Cantares (además del Espíritu, se atribuye la redacción del Eclesiástico a Jesús, hijo de Sirac, en el 136 a.C.): “Como cedro del Líbano crecí, / como ciprés de los montes de Hermón. // Crecí como palma de Engadí, / como rosal de Jericó. // Como hermoso olivo en la llanura, / como plátano junto a las aguas. // Como la canela y el bálsamo aromático exhalé mi aroma / y como la mirra escogida di suave olor. // Como gálbano, estacte y alabastrino vaso de perfume, / como nube de incienso en el tabernáculo. // Como el terebinto extendí mis ramas, / ramas magníficas y graciosas. // Como vid eché hermosos sarmientos / y mis flores dieron sabrosas y ricos frutos. // Yo soy la madre del amor, / del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. // Venid a mí cuantos me deseáis / y saciaos de mis frutos. // Porque recordarme es más dulce que la miel, / y poseerme, más rico que el panal de miel. // Los que me coman quedarán con hambre de mí, / y los que me beban quedarán de mí sedientos. // El que me escucha jamás será confundido, / y los que me sirven no pecarán.” (Eclesiástico, 24, 17-30).
Tal como podrá advertirse luego de la lectura del poema de Lowell, esta sabiduría cuyo solo recuerdo sabe más dulce que la miel, es el plátano que se encuentra asediado por las moscas ―esas primas sin suerte, sin gracia, de la abeja―, acólitas simbólicas del Mal, en la nueva Babel de Boston, reino del oro que habla, impera y multiplica las tinieblas y de una laboriosidad que sólo conduce a la esclavitud y a la miseria espiritual. En la última estrofa, puede atisbarse asimismo un vaticinio acerca de la expansión del dominio babélico, identificado sin más con el infierno, sobre las aguas del Atlántico, sobre Europa, y a la vez se asigna al canto del poeta una función redentora, propiciadora de la resurrección en el presente del Dios muerto.
AS A PLANE TREE BY THE WATER
Darkness has called to darkness, and disgrace
Elbows about our windows in this planned
Babel of Boston where our money talks
And multiplies the darkness of a land
Of preparation where the Virgin walks
And roses spiral her enamelled face
Or fall to splinters on unwatered streets.
Our Lady of Babylon, go by, go by,
I was once the apple of your eye;
Flies, flies are on the plane tree, on the streets.
The flies, the flies, the flies of Babylon
Buzz in my ear-drums while the devil's long
Dirge of the people detonates the hour
For floating cities where his golden tongue
Enchants the masons of the Babel Tower
To raise tomorrow's city to the sun
That never sets upon these hell-fire streets
Of Boston, where the sunlight is a sword
Striking at the withholder of the Lord:
Flies, flies are on the plane tree, on the streets.
Flies strike the miraculous waters of the iced
Atlantic and the eyes of Bernadette
Who saw Our Lady standing in the cave
At Massablelle, saw her so squarely that
Her vision put out reason's eyes.
The grave Is open-mouthed and swallowed up in Christ.
O walls of Jericho! And all the streets
To our Atlantic wall are singing: "Sing,
Sing for the resurrection of the King."
Flies, flies are on the plane tree, on the streets.
*
COMO UN PLÁTANO A ORILLAS DEL AGUA
Las tinieblas trajeron más tinieblas, y asedia
La infamia nuestras casas, aquí, en la organizada
Babel de Boston, donde nuestras monedas hablan
Y multiplican las tinieblas de una tierra
De adviento por la cual la Virgen se pasea
Y las rosas le nimban el esmalte del rostro
O trizadas descienden a las calles resecas.
Pasa, Nuestra Señora de Babilonia, pasa,
Yo he sido alguna vez la niña de tus ojos;
Moscas en torno al plátano, moscas sobre las calles.
Moscas, zumban las moscas, moscas de Babilonia,
En mis tímpanos, mientras el treno del demonio
Que propaga el gentío hace estallar la hora
En aéreas ciudades donde su lengua áurea
Embruja a los obreros que la Torre levantan
De Babel para que alcen la ciudad del mañana
Hacia un sol sin ocaso, éste que arde en las calles
Infernales de Boston: aquí la luz del sol
Es espada que hostiga al testigo de Dios;
Moscas en torno al plátano, moscas sobre las calles.
Y se plagan de moscas las aguas milagrosas
Y heladas del Atlántico, sobre los ojos zumban
De Bernadette, que vieron de pie en aquella gruta
De Massabielle a Nuestra Señora, y su visión
Cegó de luz los ojos de la razón. La tumba
Está abierta y sumida en Cristo. ¡Oh Jericó
Amurallada! Y todas las calles hacia el muro
Del Atlántico entonan: “Por la resurrección
Del Rey haz que resuene tu voz, canta tu canto.”
Moscas en torno al plátano, moscas sobre las calles.
[Versión y nota de P. A.
Córdoba, 30 de agosto, 2009 - 30 de enero, 2012]
Interesante el poema, Pablo, y logradísimos los alejandrinos de la traducción. Lo que sin embargo me decidió a comentarte fue esa reflexión del uso de formas clásicas en este poeta, "como quien busca encontrar o crear a toda costa un orden en medio de la dispersión".
ResponderEliminarVos sabés, escribo versos medidos. Muy poca rima, pero trabajo "contando sílabas": heptasílabos y endecasílabos sobre todo. Y, si mal no recuerdo, empecé a hacerlo justamente para, al menos en mi caso, tener un criterio o cierta sensación de estar escribiendo algo medianamente "armado" o con medianamente cierta forma y no más bien cualquier cosa. Es mi caso, que no se agota en lo ahora sencillamente dicho y quizá mal o simplificadoramente recordado.
Me encantará oír tus ideas, si has profundizado en ello o si algo más tenés para decir, sobre la relación entre verso medido y alguna especie de orden o claridad para la escritura de cada quien. Como señalás, hay, contrariamente, una barroquización o retorcimiento de la escritura, del discurso, en este poeta. Si, por ejemplo, escribir no es simplemente acumular indiferentemente palabras en un papel, y si Eco no tiene razón cuando dice que el arte contemporáneo en tanto metáfora epistemológica de, digamos, la posmodernidad, debe ser caótico, arbitrario, incierto o como quieras poner.
Quizá te estoy pidiendo demasiado. Este comentario nace de su lectura, y tal vez de circunstancias personales del momento. Abrazo, tocayo.
Amigo Pablo Seguí, contaba con que hubiera algunas otras respuestas para tu interrogación, que me parece muy lúcida y decisiva en la actualidad, antes de darte mi opinión, pero se ve que por el momento, como en el epígrafe spinettiano de tu libro "Naturaleza muerta", “no hay tono”.
EliminarBueno, me parece que no se puede hablar de arte sin búsqueda de forma. “La forma - como se ha dicho - es el supremo contenido”. Esto, que en el caso de un arte como la música y la plástica se diría evidente, lo es menos en el caso de un arte de la palabra, porque a la materialidad sonora y gráfica del signo se suma el significado preexistente de cada vocablo. Hay quienes han puesto el acento en la materialidad gráfica, y ha habido caligramas, poesía concreta, etc.; hay quienes también han puesto el acento en la materialidad sonora, y ha habido “parole in libertà” y otros procedimientos vanguardistas, que aislaban el componente sonoro de la expresión verbal. También hay quienes han privilegiado el significado, y han visto en la poesía más que nada un discurrir reflexivo, o narrativo, o descriptivo, desentendiéndose de otras dimensiones, que puede coincidir perfectamente con el poema en prosa, aun cuando esté escrito en versos cortados a cierto punto. Estos caminos, recorridos arriba y abajo durante el siglo XX, creo que han ensanchado históricamente el territorio de la poesía, pero a la larga han desembocado en callejones sin salida (aunque nunca se sabe: siempre podrá aparecer el creador que salte la tapia que los limita). Personalmente, creo que la poesía no debería renunciar a ninguno de sus componentes, y fundamentalmente a aquellos que han constituido a la lírica desde que existe como poesía oral: es decir, el significado y el ritmo del verso, o, para decirlo borgesianamente, “una música, un rumor, un símbolo”. En este sentido, la métrica cumple un papel muy importante, desde el momento que ofrece modelos rítmicos reconocibles, probados a lo largo de los siglos, y por lo tanto un orden, o diversos órdenes, cuya preexistencia no ha impedido que poetas de múltiples estéticas y múltiples épocas (incluida la moderna y contemporánea) hayan podido expresar su propio pensar y sentir, en la medida en que el lenguaje cambia, cada tiempo imprime a los vocablos una diferente tonalidad, y las posibilidades combinatorias son tan infinitas como las que puede permitir un tablero, unas piezas y un sistema de reglas de movimiento de esas piezas sobre el tablero en un juego como el ajedrez. Ahora bien, si uno lee a Whitman, como lo he estado haciendo en estos días, comprende la necesidad para su tipo de poesía de recurrir a una forma más abierta, como la que permite el verso libre: la potencia de su voz y de su tema hacían necesaria esa forma amplificada. Es evidente, sin embargo, que en sus mejores poemas ese impulso desbordante no impedía que hubiera una forma, lograda a través del ritmo, de las anáforas, de estructuras recurrentes, de las aliteraciones, etc. Lo que resulta notable e inconcebible es que haya en el presente poetas que pretendan jugar al ajedrez sin tomarse el trabajo (que tampoco es demasiado arduo) de conocer sus reglas, ni siquiera para saber por qué prefieren dejarlas de lado, y practiquen un verso que en realidad no es libre, porque ignora de qué se está liberando, sino más bien un verso-lo-primero-que-sale. (Más notable todavía es que muchos de estos aprendices perezosos dirijan la formación poética de otros en talleres literarios, dicten cátedra en la universidad o en la crítica sobre poesía de diarios y revistas…).
[Sigo en otro comentario]
Con respecto a la otra cuestión, la difícil cuestión de si el arte puede ser una imagen caótica del caos, entiendo que si el arte no imprime un orden a ese caos, deja de ser arte. Puede ser un documento de la fragmentación, pero no es forma artística. Todo el dilema, me parece, está en la dosis de caos que una forma puede resistir. Leer "Residencia en la tierra", por ejemplo, o "The Waste Land", pienso que resulta instructivo en este sentido, porque son obras que representan en parte esa fragmentación de la psiquis y de la época, pero no renuncian al poder de conformación artística de esa dispersión espiritual y social. Logran belleza incluso con la fealdad, logran placer estético aun con la angustia y la repulsión, logran música incluso con el ruido. Creo, en fin, querido Pablo, que la finalidad del arte, si tiene alguna, no puede ser multiplicar el caos, no puede ser imitar el dolor de la pobreza anímica o material, sino transfigurar esa materia dispersa y dolorosa en un objeto que nos la vuelva soportable. Recuerdo a este propósito, para terminar, una observación que le escuché a mi padre hace muchos años, creo que en una clase del secundario: Si tuviéramos frente a nuestros ojos a un hombre crucificado, el sufrimiento nos aniquilaría, nos desesperaría; en cambio, la imagen de la "Crucifixión" de Masaccio, por ejemplo (creo que él mencionó la de Dalí, pero a mí no me gusta demasiado), hace que ese padecimiento intolerable se transforme en algo que nos evoca el horror, pero que a la vez, por la transfiguración estética, lo vuelve tolerable, no nos conduce a la muerte sino a la vida.
EliminarEspero haber sido más o menos claro, o, por lo menos, no haber enturbiado demasiado. Un abrazo, Pablo.
Caro Pablo Anadón, tudo bem?
ResponderEliminarSou um poeta e escritor brasileiro, moro em Salvador, Bahia, e neste momento estou visitando Buenos Aires, ficarei até o dia 25/02. Visito e gosto muito do seu blog e da sua poesia, e foi através dele que descobri uma via fascinante da poesia argentina do século XX e XXI. Uma via na verdade da qual mais me aproximo, e foi através do seu blog que descobri Alejandro Nicotra, Horacio Castillo, Rodolgo Godino, Alberto Girri, estes são os que acabei de encontrar em Buenos Aires. Horacio Castillo encontrei o livro La casa del ahorcado, com um belo e preciso estudo preliminar seu; encontrei Diario, Lengua diferente de Rodolfo Godino, mas desejo encontrar sua poesia reunida Beber en lo oscuro, antología (1961/2009), se não me engano e que está difícil de achar; de Alejandro Nicotra encontrei De una palabra a otra, mas também desejo encontrar sua obra completa ou quase completa Lugar de reunión, obra poética 1967-2000, difícil de encontrar também; de Alberto Girri foi mais fácil encontrar En selva de inquietudes (antología poética); na livraria Guadalquivir também encontrei Hieronymus Bosch de Diego Muzzio. Tenho interesse nesses poetas, para quem sabe traduzi-los futuramente. Sei, contudo, que a tarefa não é fácil, mas tentarei, então peço por favor a sua possível ajuda para poder encontrar aqui em Buenos Aires uma livraria onde encontrar esses poetas. Também não encontrei o seu livro El trabajo de las horas (título belíssimo e exato).
Um grande abraço e vida longa,
Caro Pablo Anardón,
ResponderEliminarnovamente te escrevo, a msg anterior a enviei via email, mas não sei se chegou até você, por isso estou postando aqui no seu blog. Procurando os poetas citados anteriormente encontrei Viaje favorable (1954-2004), Diario e Lengua diferente de Rodolfo Godino; de Alejandro Nicotra encontrei Poesia (1976-1993), autografado para alguém, e que está com o endereço do poeta em Villa Dolores; de Ricardo H. Herrera encontrei El espíritu del páramo, cien poemas 1977-2009. Quase todos esses livros da belíssima Colección Fénix, das Ediciones del copista. Desculpe se estou te incomodando, não é minha intenção.
Grande abraço e vida longa
Amigo Joao Filho,
Eliminarme ha dado una gran alegría leer tus líneas, ver tu interés por poetas tan valiosos -y no siempre suficientemente valorados- como Castillo, Nicotra, Godino, Herrera... Recibí también tu correo electrónico y te estoy respondiendo con mayor extensión y detalle por ese medio.
Un fuerte abrazo, Pablo.