ALEJANDRO NICOTRA
LAS AVENIDAS
Me envía mi padre, para ver qué opino, una nueva versión del poema “Las avenidas”, publicado originariamente en su libro Puertas apagadas (Ediciones La Ventana, Rosario, 1976) y luego eliminado del mismo, según su costumbre de corregir, reordenar y a menudo descartar textos y partes completas de sus poemarios (cuando no los enteros libros, como es el caso de los volúmenes anteriores a Puertas apagadas). Antes de que se arrepienta de esta versión revisada del intenso poema, lo publico aquí, y con él celebro tardíamente los ochenta años de una vida dedicada ─ con honda, sapiente, fervorosa y solitaria entrega ─ a la poesía.LAS AVENIDAS
Las avenidas
silenciosas bajo los árboles y la luz de mercurio,
a las tres de la madrugada,
extienden el espacio de un poema
donde los pies monótonos
van midiendo la soledad y el cansancio.
Despiertas por tus pasos,
quizá te evoquen las imágenes del amor
en el susurro de las hojas
o en la cabellera más alta de la noche,
inclinada, a esa hora, hacia el reposo y el sueño,
o quizá sólo muestren
el desierto de asfalto,
con lámparas que alumbran el vacío
y árboles desterrados a su nada.
Las avenidas
igual se tienden a lo lejos,
más allá de tu casa,
hacia los límites de la ciudad, en donde
comienza el sitio de las sombras.
*
Ciudades,
avenidas perdidas en la madrugada
─ojos fijos, desiertos, árboles cabeceantes─,
avenidas
donde unos pasos buscan, vagamente,
algún cuarto en que dormir la soledad.
(Frente al café,
la plaza vela sus espacios
y alguien sale a la noche
sin otro rumbo que el azar de las calles,
dédalo de todos y de nadie.)
Ciudades,
edificios de ventanas dormidas
y puertas apagadas,
avenidas en las que lleva el viento
los fantasmas del polvo pálido del asfalto.
(En las luces del centro,
unas máscaras últimas ríen y se abrazan,
ronda la policía,
los semáforos guiñan –rojo –verde,
y unos papeles huyen
con su noticia indescifrada.)
*
Tal vez
una ventana sobre un río,
con las luces de la ciudad en el agua,
o las avenidas
en las noches de marzo o de noviembre
(cuando algo comienza o algo termina),
lugares que lleves por el tiempo
y que, tal vez, pudieran entregar a la página
lo que en ellos quería ser,
destino.
(Lo que fue y no sabrás nunca del todo,
inclinado sobre sus figuras
de reflejos y ondas, de árboles y pavimento,
y lo que es aún, el poema que escribes,
derivando hacia el alba.)
Sí, lugares que lleves por el tiempo,
ciudades como páginas
que nadie ha de leer,
avenidas nocturnas de marzo o de noviembre,
cuando algo comienza o
algo termina.
ALEJANDRO NICOTRA
Antes que se arrepienta, conocerá Pablo a su padre? ja ja...hermoso tener esta versión, me parece estar escuchando su voz y que lindo, cuánto me desprendió eso de lugares que lleves por el tiempo. Fantástico!
ResponderEliminarUn abrazo a los dos
Lily Chavez
Leí elpoema en voz alta. Inmenso poeta, Nicotra. Siempre en el comienzo de algo, siempre en el comienzo.
ResponderEliminarGracias, Lily, y gracias, José María.
ResponderEliminarQué bueno, leer los poemas en voz alta: es la piedra de toque para sentir la cualidad "metálica" - su necesidad prosódica - de un poema, ¿no?
Un abrazo doble, Pablo.
Qué poeta inmenso por favor !!! (Ayer, hoy, mañana, siempre...). Abrazo afectuoso Alfredo Lemon
ResponderEliminarHermoso poema Pablo !! qué placer leerlo
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