(Antonello da Messina)
Un viejo poema de mi viejo libro Lo que trae y lleva el mar (1994). La ocasión del poema fue un viaje a Sicilia, la tierra de mis antepasados por vía paterna, y en particular la visita al Palazzo Abatellis, en Palermo, donde se encuentra la tela de Antonello da Messina conocida como "L'Annunziata". Escribí el texto en mi libreta, en prosa, delante del cuadro, a manera de apuntes para recordar lo visto, y luego lo transcribí en versos, sin demasiadas variaciones. Al publicarlo, lo dediqué a la poeta, colega en esos años y amiga calabresa Mirella Muià, quien además de ser autora de excelentes poemas casi desconocidos (traduje algunos por primera vez en castellano para la antología El astro disperso / Últimas transformaciones de la poesía en Italia) y de una novela en francés (Portrait de père inconnu), se ha dedicado durante largos años a la pintura de iconos, según las antiguas técnicas de la tradición bizantina de los monjes del Monte Athos. Lo dedico ahora asimismo a Alfonso Berardinelli, a quien este poema le interesó especialmente, sin duda por su gusto por la poesía que toma como motivo 'objetivo' a una obra pictórica. Vaya a ellos también mi agradecimiento por todo lo que me enseñaron y mi nostalgia de Italia.
RETRATO
L'Annunziata (Antonello da Messina)
Todo el secreto está en los ojos
y en la mano: desvía la mirada
mientras la palma levantada pide
un instante al destino
que la voz silenciosa le ha anunciado.
¿Hacia dónde se vuelven esos ojos
bajo el amparo del rebozo azul?
Hacia lo único, creo, que le queda
de sólo suyo, nada más que humano,
la vida como era hasta ese día,
como ya no será, esa que ella
y todos conocían, ignorando.
Y la mano suplica, todavía un segundo
de paz, de ensueño aún, y de silencio
para mirar en un rincón del cuarto
el claroscuro humilde... En la ventana,
la eternidad aturde con su ávida luz.
Lo que trae y lleva el mar. Poesía 1978-1994
(Rubbettino Editore, Soveria Mannelli, Italia, 1994)
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