Cesare Pavese
La casa
La casa
El
hombre solo escucha la voz calma,
con los
párpados bajos, como si
una respiración
le rozara la cara,
una
respiración amiga, que retorna,
increíble,
del tiempo más remoto.
El
hombre solo escucha aquella voz antigua
que sus
padres oyeron a lo largo del tiempo,
clara y
recóndita, una voz que como
el verde
de colinas y de estanques
al caer
de la tarde se oscurece.
El
hombre solo sabe de esa voz
de
sombra, acariciante, que brota en tonos calmos
de un
manantial secreto: y él la bebe
absorto,
con los ojos cerrados, no parece
que la
tuviera al lado.
Es la
voz que detuvo un día al padre
de su
padre, y a cada uno de
la
sangre muerta. Una voz de mujer
que resuena
secreta, en el umbral de casa,
cuando
llega la noche.
Cesare Pavese
[Versión
de P. A.
Ranchos,
26-XII-18]
*
La casa
L’uomo solo ascolta la voce calma
con lo sguardo socchiuso, quasi un respiro
gli alitasse sul volto, un respiro amico
che risale, incredibile, dal tempo andato.
L’uomo solo ascolta la voce antica
che i suoi padri, nei tempi, hanno udito, chiara
e raccolta, una voce che come il verde
degli stagni e dei colli incupisce a sera.
L’uomo solo conosce una voce d’ombra,
carezzante, che sgorga nei toni calmi
di una polla segreta: la beve intento,
occhi chiusi, e non pare che l’abbia accanto.
E’ la voce che un giorno ha fermato il padre
di suo padre, e ciascuno del sangue morto.
Una voce di donna che suona segreta
sulla soglia di casa, al cadere del buio.
Cesare Pavese
[De “Poesie del disamore e altre poesie disperse”,
“Opere di Cesare Pavese”, vol. 11, Einaudi, Torino, 1982]
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