Corrado Govoni
Las cosas que hacen el
domingo
Las cosas que hacen el
domingo
El olor cálido del pan que se cuece en el horno.
El canto del gallo en el gallinero.
El gorjeo de los canarios en las ventanas.
El chasquido de los baldes contra el aljibe y el
chirrido de la roldana.
Las sábanas tendidas en el prado.
El sol en los umbrales.
El mantel nuevo en la mesa.
Los espejos en los dormitorios.
Las flores en los vasos.
El vagabundo que hace sollozar su armónica.
El grito del deshollinador.
La limosna.
La nieve.
El canal congelado.
El sonido de las campanas.
Las mujeres vestidas de negro.
Las comulgantes.
El sonido blanco y negro del piano.
Las monjas blancas vendadas como heridas.
Los curas negros.
Los internados grises.
El azul del cielo sereno.
Los paseos de los enamorados.
Los paseos de los enfermos.
El rumor de los árboles.
Los gatos blancos detrás de los vidrios.
El voltear de los rojos abanicos.
El golpear de las puertas y ventanas.
Las cáscaras de oro de los naranjos sobre el
empedrado.
Los niños que juegan con el aro por los viales.
Las fuentes que manan en los jardines.
Los barriletes suspendidos por encima de las
casas.
Los soldados que hacen la maniobra azul.
Los caballos que entrechocan sus cascos en las
piedras.
Las muchachas que venden violetas.
El pavo real que abre su cola sobre la escalinata
roja.
Las torcazas que zurean sobre el techo.
Los almendros florecidos en el convento.
Las adelfas rosas en los vestíbulos.
Las cortinas blancas que se mueven en el viento.
Corrado
Govoni
(Ferrara, 1884 – Lido dei
Pini, 1965)
Versión de P. A.
Villa Dolores, 04-VIII-17
Mosè Bianchi, Uscita di chiesa |
Le
cose che fanno la domenica
L’odore caldo del pane che si
cuoce dentro il forno.
Il canto del gallo nel
pollaio.
Il gorgheggio dei canarini
alle finestre.
L’urto dei secchi contro il
pozzo e il cigolìo della puleggia.
La biancheria distesa nel
prato.
Il sole sulle soglie.
La tovaglia nuova nella
tavola.
Gli specchi nelle camere.
I fiori nei bicchieri.
Il girovago che fa piangere
la sua armonica.
Il grido dello spazzacamino.
L’elemosina.
La neve.
Il canale gelato.
Il suono delle campane.
Le donne vestite di nero.
Le comunicanti.
Il suono bianco e nero del
pianoforte.
Le suore bianche bendate come
ferite.
I preti neri.
I ricoverati grigi.
L’azzurro del cielo sereno.
Le passeggiate degli amanti.
Le passeggiate dei malati.
Lo stormire degli alberi.
I gatti bianchi contro i
vetri.
Il prillare delle rosse
ventarole.
Lo sbattere delle finestre e
delle porte.
Le bucce d’oro degli aranci
sul selciato.
I bambini che giuocano nei
viali al cerchio.
Le fontane aperte nei
giardini.
Gli aquiloni librati sulle
case.
I soldati che fanno la
manovra azzurra.
I cavalli che scalpitano
sulle pietre.
Le fanciulle che vendono le
viole.
Il pavone che apre la ruota
sopra la scalèa rossa.
Le colombe che tubano sul
tetto.
I mandorli fioriti nel
convento.
Gli oleandri rosei nei
vestiboli.
Le tendine bianche che si
muovono al vento.
Corrado
Govoni
(Ferrara, 1884 – Lido dei
Pini, 1965)
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