Tu nombre
Luminosa mañana, aquí,
a la sombra
de las viejas paredes y
los viejos
postigos de la casa…
Los reflejos
tienen algo marino, que
te nombra
―talismán matinal de mi
alegría,
tu nombre, siempre
vuelve, infinitud
cifrada, caracola, esa
quietud
irisada del mar al
mediodía
que oscila como un seno
adormecido,
dorado, bajo el sol,
junto a la arena
y lejos, donde el agua
se hace cielo:
así, de mar, remoto, a
mi desvelo
diurno llega tu nombre,
tu serena
luz a la noche terca
en que he vivido.
P.
A.
[Villa
Dolores, 30/31-XII-15]
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