LA PAUTA DE LA
LÍRICA
La otra noche,
hablando por teléfono con un amigo fraterno –por consanguinidad
poética–, me contó de la emoción que le había producido releer
en estos días, en uno de los viejos cancioneros españoles, aquellos
versos anónimos que comienzan: “De los álamos vengo, madre, / de
ver cómo los menea el aire...” (Cuando aquí digo emoción –el
pudor del amigo me perdone– digo, concretamente, lágrimas,
provocadas por un poema creado allá lejos y hace siglos). Recordamos
también otras cancioncillas populares semejantes, como aquella que
dice: “¿En qué nos parecemos / tú y yo a la nieve? / Tú en lo
blanca y galana, / yo en deshacerme. // A los árboles altos / los
mueve el viento / y a los enamorados / el pensamiento.” Me quedé
pensando, luego de la charla telefónica, y después lo conversamos
en la sobremesa con mi padre, que esa dimensión estrictamente lírica
casi ha desaparecido de nuestra poesía. Me refiero –no es fácil
definirlo– a esa especie de exhalación anímica que se sostiene en
el aire de la pura gracia verbal (Ungaretti: “M'illumino /
d'immenso”; Guillén: “¡Oh luna, cuánto abril, / qué vasto y
dulce el aire! / Todo lo que perdí / volverá con las aves...”),
sin necesidad de desarrollar una historia, o una descripción que
valga como símbolo, o un discurso más o menos conceptual que
presente una “visión del mundo”: una poesía, en fin, que
pareciera –pareciera– no decirse más que a sí misma, como las
geometrías cromáticas de Klee, o unos cacharros de Morandi, o una
música. Ese lirismo prácticamente se ha extinguido, vaya uno a
saber si transitoria o definitivamente. No es que esta poesía
puramente lírica sea superior a otros tipos de escritura poética,
pero su falta es una pérdida grave, no sólo porque desaparece una
manifestación estética valiosa, sino también porque con ella se
pierde una suerte de pauta de intensidad y perfección artística,
ausencia que deteriora la intensidad y perfección de las demás
formas poéticas, que naturalmente tienden a un tedioso prosaísmo
narrativo, descriptivo o conceptual en versos.
P. A.
Córdoba, 04-V-14
La ausencia de la dimensión lírica en la poesía es una muestra, tal vez, de la cosificación del hombre. A diario leemos textos que se dicen "poesía" - y son aplaudidos- pero que carecen de esa dimensión que nos conmueve. Nos hemos empobrecido. Te saluda CF
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