viernes, 3 de enero de 2014


Richard Wilbur

EL AMOR NOS CONVOCA
A LAS COSAS DE ESTE MUNDO
























El amor nos convoca a las cosas de este mundo


Los ojos que se abren a un grito de poleas,
Y reanimada por el sueño, el alma atónita
Pende un instante apenas, simple e incorpórea
Como ese falso amanecer. Por fuera
De la ventana abierta, el aire
Matinal está todo inundado de ángeles.

Algunos usan sábanas, algunos llevan blusas,
Algunos van en bata: lo cierto es que allí están.
Ahora ellos se elevan juntos en calmas olas
De sentimiento alciónico, llenando los atuendos
Con su honda alegría de aliento impersonal;

Ahora en su mismo sitio vuelan
Con la velocidad terrible de lo ubicuo,
Se mueven y se quedan
Como agua blanca; y se hunden en abrupta quietud
Como si nadie ya estuviera ahí.
Vacila el alma

Ante aquello que está por recordar,
Ante el rapto puntual de otro día bendito,
Y clama:
“Oh, que no haya en la tierra sino ropa lavada,
Sino manos rosadas en la bruma que asciende,
Y estas diáfanas danzas a la vista del cielo.”

Pero mientras el sol, con cálida mirada,
Reconoce las formas y colores del mundo,
El alma una vez más desciende en acre amor
A aceptar ese cuerpo que despierta, diciendo
Ya con diversa voz, mientras bosteza y se levanta 
                                                              [el hombre:

“Que los bajen de sus rojos patíbulos;
Que haya límpidos linos
Para cubrir la espalda a los ladrones;
Que acudan los amantes frescos y dulces a sus lechos
Y que las monjas más robustas vayan
En pura flotación de hábitos negros
Manteniendo un difícil equilibrio.”


Richard Wilbur

(Versión de P. A. / Córdoba, 2013)


*


Love calls us to the things of this world


The eyes open to a cry of pulleys,
And spirited from sleep, the astounded soul
Hangs for a moment bodiless and simple
As false dawn.
Outside the open window
The morning air is all awash with angels.

Some are in bed-sheets, some are in blouses,
Some are in smocks: but truly there they are.
Now they are rising together in calm swells
Of halcyon feeling, filling whatever they wear
With the deep joy of their impersonal breathing;

Now they are flying in place, conveying
The terrible speed of their omnipresence, moving
And staying like white water; and now of a sudden
They swoon down into so rapt a quiet
That nobody seems to be there.
The soul shrinks

From all that is about to remember,
From the punctual rape of every blessed day,
And cries,
``Oh, let there be nothing on earth but laundry,
Nothing but rosy hands in the rising steam
And clear dances done in the sight of heaven.''

Yet, as the sun acknowledges
With a warm look the world's hunks and colors,
The soul descends once more in bitter love
To accept the waking body, saying now
In a changed voice as the man yawns and rises,

``Bring them down from their ruddy gallows;
Let there be clean linen for the backs of thieves;
Let lovers go fresh and sweet to be undone,
And the heaviest nuns walk in a pure floating
Of dark habits,
keeping their difficult balance.''


Richard Wilbur

2 comentarios:

  1. Gracias, Pablo, por las traducciones que nos ofreces en este blog. Es un placer leerlas y una ocasión excelente para aprender siempre algo en cada una de ellas.
    Un saludo
    Pedro Pérez

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  2. Gracias a vos, Pedro, por tomarte el trabajo de hacerme saber que te gusta y te interesa lo que aquí lees, que me da ánimo para seguir arrojando estas piedritas al río. Un abrazo.

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