jueves, 1 de octubre de 2020

 

Umberto Saba

 

La niña

 



 

 

La niña

 

Quien hoy te vea, ve una primavera,

un extraño arbolito,

que no da flores sino frutos.

 

Un día te cortaban el cabello:

entre el verdugo estabas y mamá,

estabas toda rígida y proterva,

como un áspero chico bajo el látigo,

roja la cara de vergüenza y rabia,

casi empañado el brillo de tus ojos;

y creo que temblaban tus rodillas

de la tristeza que sentías.

Y luego, con qué orgullo recogías

el tesoro perdido,

aquel bien tuyo, espléndido, caído,

tu larga cabellera.

 

Yo te acerqué un espejo. Entre la oscura

melena, la belleza de tu rostro

resaltaba como un redondo fruto.

 

Umberto Saba

 

[Versión de P. A.

Córdoba, 01-X-20]

 

*

 

La fanciulla

 

Chi vede te vede una primavera,

uno strano arboscello, che non reca

fiori, ma frutta.

 

Un giorno ti tagliavano i capelli.

Stavi, fra il tuo carnefice e la mamma,

stavi ritta e proterva;

quasi un aspro garzon sotto la verga,

a cui le guance ira e vergogna infiamma,

luccicavano appena i tuoi grandi occhi;

e credo ti tremassero i ginocchi

dalla pena che avevi.

Poi con quale fierezza raccoglievi

quel tesoro perduto,

quel magnifico tuo bene caduto,

i tuoi lunghi capelli.

 

Io ti porsi uno specchio. Entro la bruna

chioma vi tondeggiava il tuo bel volto

come un polposo frutto.

 

Umberto Saba

 

[De “Trieste e una donna”,

Canzoniere, Einaudi, Torino, 1961]


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